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¿Autor independiente? No puedes hacerlo todo

AutorAlfredo Álamo el 27 de febrero de 2017 en Divulgación
  • Publicar un libro es mucho más que escribirlo.
  • Hay que saber cuándo delegar.

Autor con ordenador, teléfono y bloc de notas a punto de dibujar o escribir.

A nadie le gusta encontrar un libro con faltas de ortografía, una mala maquetación que dificulte la lectura y una portada horrorosa. Tampoco es agradable tener a decenas de autores principiantes mandándote mensajes privados por Internet insistiendo en que leas su libro, que siempre es genial y maravilloso. Como escritor independiente, si decides pasar de las editoriales tradicionales y sacar adelante tu libro en solitario, debes saber que publicar un texto es una labor más compleja de lo que puede parecer. Si es que lo quieres hacer bien, claro, en caso de que te importe poco el resultado final, más allá de lo que has escrito, puedes evitarte la molestia de seguir leyendo.

Cuando terminas de escribir un libro, hay que corregirlo. Asúmelo, porque por muchas veces que le hayas pasado el corrector del procesador de textos, se te habrán colado unas cuantas erratillas y algunos problemas gramaticales. No pasa nada, es algo que nos pasa a todos, por eso conviene que alguien, con nuevos ojos y cierta formación como profesional, le pegue un buen repaso para dejarlo pulido. Sí, es posible que puedas hacerlo tú, dedicándole tiempo y esfuerzo, pero la mayoría de las veces sólo conseguirás un resultado medianamente aceptable.

La cubierta de tu libro es importante. Aunque siempre te hayan dicho que no hay que juzgar un libro por su cubierta, la verdad es que es mucho mejor tener una buena primera impresión. Está claro que puedes intentar conseguir un buen resultado por tu cuenta, sobre todo si tienes estudios de diseño gráfico y edición, pero en el caso de que no sea así, lo mejor es que delegues en alguien que sepa cómo funcionan las tipografías, los colores en imprenta y un montón de pequeños detalles que el resto de los mortales desconocemos.

Lo mismo con la maquetación. En digital es algo más sencillo, sobre todo si se evita la hifenación, pero en papel os vais a encontrar con todo un trabajo a tiempo completo. No es nada sencillo que un libro quede bien, hay que echarle muchas horas hasta que pillas los trucos del oficio. Y de nuevo, os recuerdo una máxima del autor: cuanto más tiempo dedicas a hacer otras cosas, menos te queda para escribir.

El papeleo, esa es otra de las cosas a tener en cuenta. Por suerte, en digital casi no hay que hacer nada -excepto recordar meter los ingresos en nuestra declaración de impuestos-, pero en papel hay que hacer algunas cosas más, como gestionar el ISBN o mandar ejemplares a la Biblioteca Nacional. Si bien es cierto que esto ocupa poco tiempo y lo podemos hacer nosotros.

La distribución de libros en papel es un problema grave. Es raro que consigas una distribuidora si lo quieres llevar todo de manera independiente y lo más normal es que acabes yendo a sitios de confianza o vendiendo tú solo los libros. En el caso digital es más sencillo, ya que sólo tienes que subir los libros a la plataforma correspondiente, que es algo rápido.

La publicidad y las redes sociales son un agujero por el que se te escapa el tiempo a gran velocidad y sin resultados aparentes. Hay que tener en cuenta que no por tener muchos seguidores vas a vender más libros ni por perseguir a reseñadores por Internet vas a obtener más atención. Si quieres ser tratado de manera diferente, lo mejor es desarrollar una personalidad propia en las redes y no ser monotemático.

Como conclusión, tenemos que saber hasta dónde llegan nuestras habilidades y delegar cuando nuestro trabajo no dé el resultado que exigiríamos de un libro que compráramos nosotros. Puedes llegar a maquetar, corregir e incluso diseñar una buena portada, pero puede que el coste final hora/dinero comparado con la pérdida de tiempo no sea tan rentable como parecía en un principio.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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