- Si hay que llevar libros a lo más profundo del desierto, se hace.
- Estas bibliotecas móviles son imprescindibles en varios países.
Aunque en nuestro mundo, más o menos civilizado, prestamos poca atención a las bibliotecas de las que disponemos, quitándoles presupuesto y restándoles importancia, en otros países se desviven para poder dar un mínimo servicio a toda su población. Quizá cuando damos por hecho nuestro derecho a la cultura nos volvemos algo cómodos y no pensamos la importancia que una buena red de bibliotecas públicas puede llegar a tener. Por eso en muchos países se trabaja por llevar los libros hasta el último rincón, aunque sea a lomos de burros, camellos o incluso elefantes.
Quizá el caso más conocido sea el de los biblioburros. Creado en Colombia por el profesor Luis Soriano, este servicio utiliza dos burros con los que lleva libros a varios luegares del interior de Colombia. Lleva haciéndolo desde los años 90 y poco a poco, y gracias al apoyo de autores y otros patrocinadores, ya dispone de 5.000 libros. Hoy cuenta con el apoyo de una pequeña biblioteca pública y da servicio a centenares de lectores que no tienen otra manera de acceder a la cultura.
Pero los burros no sólo se usan en Colombia. En otros países también se aprovecha la gran capacidad de este animal para llevar grandes cargas y acceder a terrenos impracticables. Encontramos otros biblioburros en Etiopía y también en Zimbabue, donde cuatro burros dan servicio a gran parte de la población. De hecho, donde no llegan todavía los burros, los bibliotecarios usan puntos de recogida especiales donde acuden en bicicleta.
Pero hay otros animales que también se han convertido en una gran ayuda para los bibliotecarios. Ese es el caso de los camellos. Habría que destacar dos proyectos. El primero es claramente institucional y está desarrollado por la red de bibliotecas públicas de Kenia. Este servicio está destinado a la zona del noreste del país y usa camellos para llevar libros a las escuelas más alejadas. Además de los libros también llevan tiendas de campaña y esteras para montar bibliotecas portátiles. Hay que tener en cuenta que se da servicio a ubicaciones nómadas, donde no siempre se encuentra a la gente en el mismo sitio.
Del mismo modo, pero a través de la visión del autor Dashdondog Jamba, encontramos el otro proyecto que usa camellos. Al igual que Luis Soriano, este hombre se encarga de llevar su biblioteca por el desierto de Gobi, en Mongolia, repartiendo libros infantiles a los niños de las tribus que encuentra en sus viajes. Jamba decidió abordar este problema en los años 90, cuando tras la caída del régimen comunista se abandonó en gran parte el tema de la educación infantil en las regiones más remotas del país.
Pero nos queda un animal capaz de transportar muchos libros donde pocos vehículos pueden llegar: el elefante. A través de una ONG, ElefantAsia, y una editorial, el proyecto de las bibliotecas elefante es muy importante en Tailandia y Laos. Su objetivo es doble: por un lado aprovechar la gran capacidad de carga de estos animales para llevar libros infantiles a zonas de difícil acceso y por otro promover el cuidado y conservación de los elefantes.
¿Qué os parece? Mientras que en Europa estamos diezmando las bibliotecas públicas, en otras partes del mundo se usa todo tipo de animales para que nadie se quede sin libros. Os esperamos, como siempre, en los comentarios.
Fotografía de Acción Visual/Diana Arias con licencia CC BY-SA 3.0