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Consejos para mejorar la voz de tus personajes

AutorAlfredo Álamo el 21 de noviembre de 2016 en Divulgación
  • Los diálogos son parte esencial de una novela.
  • Consigue unos personajes bien definidos.

Mujer cantando con un micrófono sobre un escenario negro.

A la hora de preparar una novela, uno de los mayores problemas que nos vamos a encontrar es el de lograr unos buenos diálogos. Ya os hemos dado algún que otro consejo para que mejoréis cómo revisarlos y pulirlos, pero hoy nos vamos a centrar en otro aspecto importante, que, además, mejorará el conjunto de la novela: la voz de los personajes.

El narrador.

Tanto si la tuya es una novela en primera persona como si estás usando un narrador externo, tienes que tener un cuidado especial en cómo habla. Si estás usando a uno de los personajes, comprenderás que cuidar su lenguaje es fundamental. Aunque en el fondo tú seas el verdadero narrador, el lector debe escuchar en su cabeza al personaje. Para eso tienes que pensar bien cómo se expresa: nivel de estudios, acento, expresiones recurrentes, estado de ánimo… En el caso de que estés usando un narrador externo, no creas que puedes olvidarte de este consejo. ¿Quién es ese narrador? ¿Qué pretendes conseguir? Una voz del siglo XIX para una historia de terribles crímenes no debería sonar igual que una del XX.

Los acentos y dialectos.

Sí, la gente tiene acentos diferentes, no todos hablan igual. Como escritor deberías escapar de la mímesis y la simplificación de que todo el mundo habla igual que tú. Ahora bien, un uso abusivo de expresiones dialectales, maneras de hablar peculiares o acentos curiosos convertirá tu novela en un suplicio para el lector. No siempre vas a conseguir el efecto que buscas -es una cuestión de compartir referentes- y es mejor que selecciones con cuidado cómo resaltar ese acento o dialecto en concreto. Un par de palabras bien puestas recordará al lector la particularidad de ese personaje en concreto.

El ritmo.

¿Frases largas o cortas? ¿Coletillas? Si quieres ser realista en tus diálogos, te va a tocar salir a la calle y escuchar cómo habla la gente. Vete a un bar y toma apuntes si es necesario. ¿No buscas el realismo, sino un efecto concreto? Perfecto, pero tendrás que lograr que esos diálogos suenen naturales de algún modo. A veces es complicado acertar con el ritmo correcto, pero ten en cuenta que el tipo de diálogo afectará a la lectura en su conjunto: diálogos complejos llevan a novelas más reposadas; diálogos cortos agilizan el proceso.

Consistencia.

Esto es muy importante. Si un personaje habla de una manera determinada, debe hacerlo así durante toda la novela. Esos detalles de los que hemos hablado antes son importantes, pero sólo si se mantienen en la mente del lector. Es más, esos cambios se notan, y mucho, sobre todo en el narrador. Eso sí, no es una regla absoluta: un narrador en primera persona puede ir cambiando sus formas dependiendo de cómo evoluciona su estado de ánimo, por ejemplo.

Como siempre, estas son unas guías maleables y que no se deben leer como axiomas inamovibles. En cuanto dominas un poco la estructura de los diálogos se hace más fácil jugar con ellos y cambiar las reglas que se consideran ortodoxas. Después de todo, en eso consiste escribir la mayoría de las veces, ¿no es cierto?

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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