- ¿Trilogías? ¿Pentalogías? ¿Es necesario? ¿Podrías escribir tanto?
- Muchos autores se meten en líos que luego no saben resolver.
Si a veces nos tenemos que preguntar qué nos puede decir un autor en 1200 páginas que no hubiera podido contarnos en 400, la extrañeza puede ser mayor si nos encontramos con que esas más de 1000 páginas solo suponen la primera parte de una serie de tres, cinco, siete o incluso más libros. Como lector siempre se queda uno con cierta sensación de inquietud si es que el autor no ha terminado ya su trabajo, pero, ¿y como autor? ¿De verdad has pensado bien iniciar una serie literaria que va a comprometer años de tu vida?
Quizá el ejemplo más claro sea el de Robert Jordan, escritor de fantasía que inició una de las series más largas del género y que, por desgracia, murió antes de poder ver terminada su obra. Tuvo que ser otro autor, Brandon Sanderson, el que perfilara los últimos libros de La rueda del tiempo a partir de las notas y consejos de Jordan.
Y es que iniciar una serie de libros que acaban en pleno gancho es un compromiso que acatas con todos tus lectores. Si bien es cierto que nada te obliga a seguir un ritmo determinado y que la calidad debería estar siempre sobre la velocidad, hay que dejar claras varias cosas.
La primera es que escribir mil páginas cuesta muchísimo, así que tendrías que plantearte como autor si no te cabría toda la historia en un solo libro. Incluso con menos páginas. Nos hemos acostumbrado a ver trilogías de miles de páginas que no aportan absolutamente nada y que son así porque en un momento dado, la industria editorial decidió que las series vendían más que los libros individuales.
Lo segundo que tienes que pensar es el tiempo de tu vida que vas a invertir. Cuando no has publicado, le dedicas los ratos que puedes, pero una vez que alcanzas un compromiso para una segunda entrega, te van a pedir una fecha. Y no, no eres George R. R. Martin, él vende millones de libros y por eso sus editores le dejan ir a su ritmo. Lo mismo le pasa a Patrick Rothfuss, que parece atascado para sacar la conclusión de la trilogía de Kvothe. ¿Cómo va a ser tu vida en los próximos años? ¿Seguro que quieres seguir escribiendo sobre lo mismo, digamos, durante quince años?
Pero también es cierto que una vez has creado unos personajes y un universo a su alrededor luego da pena abandonarlos. ¿La solución? Un paso intermedio sería escribir libros autoconclusivos con los mismos personajes, quizá aportando un mínimo arco narrativo que de coherencia al conjunto. De ese modo quedas más libre para escribir otras historias y tus lectores no se quedan con las ganas de saber cómo termina el libro que están leyendo.
¿Y vosotros? ¿Os gustan las historias autoconclusivas, las series al estilo de Canción de hielo y fuego o las que forman parte de una saga sin depender unas de otras? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.