- La vida es muy corta y hay demasiados libros por delante.
- Os damos algunos consejos sobre cómo organizaros.
La pila de libros que me espera al lado de la cama solo es comparable a la que crece cada día en mi mesa de trabajo. Libros, libros y más libros. Los japoneses han acuñado una palabra para referirse a esta acumulación: Tsundoku. Pues bien, el tsundoku, en mi caso, parece interminable. Eso sí, por trabajo tengo que leer muchos libros que de otra manera no haría, pero para la mayoría de lectores, esto no es así. Pese a todo, la pila de libros interesantes crece para todos, así que hoy os vamos a dar algunos consejos sobre cómo optimizar la manera de leer.
Las dos listas.
Este es un sistema clásico. Haz una lista con todos los libros que te interesa leer. Sin miedo, aunque supere los cien o doscientos títulos. Hazla, ponlo por escrito. Una vez la hayas terminado, selecciona los diez que más ganas tengas de leer y ordénalos de más interesante a menos, creando una nueva lista. Empieza a leer por ese orden y no cojas ningún libro nuevo hasta que esos diez estén terminados. En ese momento, vuelve a la lista grande y selecciona otros diez. Está claro que la lista larga es interminable y la puedes actualizar siempre que quieras.
La regla del 30%
Puede que tuvieras muchas ganas de leer un libro, pero al ponerte con él es posible que no fuera tan fantástico como esperabas. De hecho, quizá sea un libro que no te emociona en absoluto. No lo abandones en seguida, a veces a un libro le cuesta arrancar, dale una oportunidad, sobre todo si ya conoces al autor y te gusta. Pero un buen consejo es que si llegas a un 30% del libro y este no te gusta, lo mejor es que lo dejes y des paso a otro. Hay muchos libros y muy poco tiempo.
La lectura simultánea.
Cinco capítulos por libro. Dos libros a la vez. Hasta que no terminas de leer un bloque de uno, no puedes seguir con el otro. Aunque te haya dejado en un momento de esos que seguirías leyendo hasta las tres de la madrugada. Combinar varios libros y segmentos es una manera de avanzar más deprisa y de optimizar el tiempo de lectura. Un libro puede ser para el transporte público y el otro para casa. El tamaño de los bloques y el número de los libros es personalizable, por supuesto.
Leer 30 minutos todos los días.
Sí, lo normal es que le dediquemos más a la lectura, pero hay días que, sencillamente, no leemos nada. La vida es así, para qué lo vamos a negar. Pero lo cierto es que si nos forzamos a leer un mínimo de 30 minutos todos los días, aprovechando los resquicios que podamos, forjaremos un hábito que nos hará avanzar en nuestras lecturas mucho más rápido de lo que imaginamos.
Todas estas reglas combinadas pueden ayudaros a rebajar el tsundoku que os espera cada día al llegar a casa y que aumenta con cada visita que hacéis a una librería, de manera invariable. Por lo menos no os sentiréis tan culpables al añadir un libro más a la larga pila de lecturas por venir.