- Con los años tendemos a vivir rodeados de prejuicios.
- Existe un mundo de lectores a tu alrededor que desconoces.
Es ley de vida para casi todos los lectores el volverse acomodados en sus gustos. Con la excusa de que hay poco tiempo y demasiados libros interesantes se decide qué, cómo y cuándo leer, acabando, como es natural, en un entorno controlado y en el que cualquier novedad desconocida se descarta al momento. Sí, es cierto, todos acumulamos prejuicios y tenemos muy claro qué es lo que nos gusta y lo que no, aunque haga treinta años que tomamos esa decisión. Tanto si eres lector como si eres escritor, un ejercicio sano para tu cerebro es escoger un libro de esos que nunca leerías y pegarle un buen repaso.
Vivimos en un mundo acotado en el que el tiempo parece lo más valioso. Decidimos qué hacer con él de manera milimétrica y eso lleva a que nos quedemos siempre dentro de nuestra zona de confort, esa donde controlamos hasta el último detalle, todo está siempre a nuestro gusto y no tenemos la necesidad de poner en duda nuestras opiniones y creencias. Si has decidido vivir con ese profundo sesgo cognitivo, no hace falta que sigas leyendo, ya que vamos a pedirte que salgas de esa cueva y te enfrentes al resto del mundo que vive ahí fuera.
Hay que decir que la mayoría de las personas deciden sus gustos en la adolescencia, que no es el mejor de los momentos para tomar decisiones. Es entonces cuando descubren que la fantasía no es para ellos, que los ensayos son aburridos, que la novela negra no tiene sentido, que los libros románticos son para marujas o que los clásicos rusos aburren a las ovejas. Y así, treinta años después, siguen con la misma historia.
Así que tanto si quieres ampliar tus horizontes como lector o aprender mucho de los lectores como escritor, escoge uno de esos libros por los que pasas en la librería como si fueran invisibles. Párate, escoge bien -tampoco estoy diciendo que leas un libro rematadamente malo, que de esos hay en todo género o tradición-, y dedícale un tiempo. Al principio te va a costar, porque no es a lo que estás acostumbrado, pero luego es posible que veas los detalles por los que ese libro gusta; personajes descritos desde puntos de vista que ni imaginabas, diálogos diferentes a los que siempre lees; historias que al principio no parecen interesantes y que al final te atrapan.
Lo más seguro es que al terminar te siga sin atraer ese tipo de libros, es lo más normal. El gusto es el gusto y no hay nada que objetar a eso. Pero también es probable que comprendas mejor a la gente que los lee y, con suerte, también puede que hayas aprendido algo sobre cómo escribir desde una perspectiva diferente a la de tu burbuja confortable y predecible.