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Cuatro ejercicios para escritores principiantes

AutorAlfredo Álamo el 28 de julio de 2016 en Divulgación
  • Hoy os damos algunos consejos para encontrar historias que contar.
  • A partir de situaciones mundanas puedes contar muchas cosas.

Escritora frente a una vieja máquina de escribir.

Cuando empiezas a escribir sueles tener la cabeza llena de situaciones e historias que quieres contar a toda costa, y ese suele ser precisamente uno de los grandes problemas de los autores principiantes. Sí, seguro que esa idea es genial, fantástica, pero debes aprender a controlar cómo llegar a ella. No puedes soltar demasiado pronto todo lo que quieres decir o quedará apresurado, confuso y poco atractivo. Por eso hoy os vamos a dar varios consejos para que aprendáis a soltaros un poco y descubrir cómo a partir de situaciones muy normales se puede construir una narración compleja y sólida.

Escribe una historia sobre una mudanza.

Si quieres aprender a hablar sobre el cambio, nada mejor que empezar con una mudanza. Es una manera perfecta de mostrar una ruptura en el ciclo vital, un cambio que va a trastocar la rutina de los personajes, además de servirnos para hablar desde un punto de vista nostálgico a partir de las experiencias vividas en la casa. Por no hablar de todo lo que podemos incorporar: razones de la mudanza, objetivos, separaciones…

Escribe una historia con fuegos artificiales.

Hablar de fuegos artificiales es muy divertido para abordar una narración desde el sentido de la maravilla. Puede ir desde el asombro y la diversión que causan entre los más jóvenes a referente de un momento congelado en el tiempo de la adolescencia, o tal vez como catarsis de un momento más intenso. Es la manera de contar una historia en paralelo a una acción trepidante que termina en clímax.

Escribe una historia sobre un hallazgo inesperado.

La sorpresa frente a un objeto que es hallado por quien no debe. A partir de ahí tienes un desarrollo que puede ir de la novela negra a la romántica en apenas un par de frases. ¿Qué objeto es? ¿Quién lo encuentra? ¿Qué va a hacer con él? Puede que parezca sencillo, pero es una premisa con la que se han construido novelas maravillosas.

Escribe una historia que tenga lugar en una oficina.

Cómo hacer interesante algo tan rutinario como el trabajo de oficina, cómo lograr encontrar los detalles necesarios para encontrar una buena historia entre ordenadores, archivadores y compañeros medio dormidos. Puede que no lo parezca, pero en una oficina tienes los mimbres para contar un cuento de pasión y conjuras que ríete de Juego de tronos.

Son solo cuatro ejemplos que sirven tanto para aprender a desarrollar los momentos menos divertidos de escribir en una novela, los valles narrativos, como para aprender a ver las historias subyacentes que pueblan el mundo a nuestro alrededor. Si os gustan este tipo de consejos, contadnos qué tal os ha ido. Os esperamos, como siempre, en los comentarios.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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