- Las librerías independientes vuelven a reclamar su espacio.
- Amazon también amplía su oferta de tiendas físicas.
Si pensamos en el mercado de los Estados Unidos como un reflejo de las tendencias de compras de libros electrónicos y de papel, lo cierto es que nos encontramos con un repunte de las librerías físicas, tras varios años de estancamiento y cierre de las grandes cadenas dedicadas al mundo del libro, a las que Amazon ha reducido a su mínima expresión.
El volumen del libro impreso en las ventas se ha incrementado, debido, sobre todo, a la apuesta por los títulos de gran tirada y al cuidado en las ediciones. Aquellos que hoy en día se acercan a comprar un libro en papel y están dispuestos a pagar la diferencia con el electrónico, exigen que se les de un buen ejemplar a cambio. Esto supone libros más caros, pero también un buen margen de beneficios, que está animando a una nueva generación de libreros a abrir sus puertas.
La clave es convertirse en lo que se llama una librería indie, que viene de independiente, lejos de las cadenas monolíticas, pero que ha evolucionado a lo que se podría llamar librerías de autor. ¿La razón? La necesidad de crear un espacio en el que el cliente encuentre no sólo lo que está buscando, sino lo que le puede interesar. El librero prescriptor es más necesario que nunca, la selección, el fondo de la librería, ya no puede limitarse a abrir cajas y poner los bestsellers encima de la mesa.
Al mismo tiempo, nacen nuevas editoriales, o bien se redescubren antiguas, que apuestan por un tipo de libros diferente, por temáticas menos habituales, poniendo mucho cuidado en la edición. Algunas incluso buscan conseguir una complicidad con el proyecto, con el lector, haciéndole sentir parte de esa locura que es la edición. En España se me ocurren dos ejemplos de editoriales que han conseguido eso, Valdemar, de las veteranas, y La Felguera, de las de reciente creación.
Así pues, las librerías independientes deben buscar hacer cómplices a sus clientes de la aventura librera, ofrecerles lo que no saben que quieren, rebuscar entre los catálogos y, además, hacer de su librería un refugio donde los lectores puedan acudir a pasar un buen rato, a leer, a estar en silencio. Amazon, por ejemplo, sabe que es una presencia necesaria, así que está ampliando los puntos de venta físicos, pocos, eso sí, pero selectos.
No, no siempre funciona. En los últimos años también han cerrado algunas librerías que tenían ideas muy interesantes. No podemos olvidar que estamos en crisis y que una de las primeras cosas que se reduce del presupuesto es el gasto en libros, buscando ediciones de bolsillo, saldos o libros electrónicos. No, no siempre funciona, pero es posible que estemos ante una nueva etapa para las librerías.