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El misterio de las cabezas desaparecidas: La obsesión por los restos de autores famosos

AutorAlfredo Álamo el 5 de abril de 2016 en Divulgación
  • No sólo el cráneo de Shakespeare está desaparecido.
  • Hay autores cuyos restos se han convertido en atracciones turísticas.

Calaveras de colores típicas del día de los muertos que se celebra en México.

Un equipo de investigadores descubrió hace pocos días que es posible que el cráneo de Shakespeare no esté en su tumba de Stratford-on-Avon, y eso pese a que en la lápida del poeta existe una maldición para todo aquel que mueva sus huesos de lugar. La fascinación por el lugar de descanso de algunos escritores famosos ha convertido sus tumbas en verdaderos puntos de peregrinación, por no hablar, como es el caso de Shakespeare, de cierta obsesión por sus restos.

Una historia similar al cráneo de Shakespeare es la del poeta y dramaturgo Friedrich Schiller, uno de los más importantes autores del siglo XVIII en Alemania, clave dentro del movimiento romántico junto a Goethe. En 1826 se trasladaron sus restos y hubo cierta confusión con respecto a cuál era su cráneo, ya que estaba enterrado en una tumba común para grandes personalidades. Sin embargo, el propio Goethe se hizo con un cráneo atribuido a Schiller y lo guardó hasta su muerte. Hoy en día los dos autores están enterrados uno junto a otro. Por cierto, ninguno de los dos cráneos corresponde a Schiller.

La pasión por el mito de los cráneos también se extiende a otras artes: en 1791 saquearon la tumba del compositor Wolfgang Amadeus Mozart y su cráneo desapareció durante siglos hasta que fue devuelta a la fundación Mozart de Salzburgo a finales del XX.

También habría que mencionar la desaparición del cráneo del pensador y autor colombiano Fernando González, cuya tumba fue profanada en 1973. Varios años más tarde se descubrió que un grupo de jóvenes locales, en medio de una borrachera descomunal, decidieron que era buena idea llevarse la cabeza del filósofo. En 1979, tras la muerte de su esposa, dejaron aquel cráneo en el nuevo ataúd.

Otro enterramiento que recibe una notoria atención es, por ejemplo, el de Edgar Allan Poe, famoso por las cuatro rosas rojas y la botella de coñac que todos los años dejaba un desconocido sobre su tumba. La presión de los turistas y los curiosos sobre este homenaje ha hecho que pierda gran parte de su encanto y hoy en día parece más un espectáculo que otra cosa.

Pero si hablamos de tumbas de escritores convertidas en lugar de peregrinaje hay que mencionar la tumba de Cortázar en el cementerio parisino de Montparnasse, lugar de reposo que figura hasta en las guías de la ciudad. Su lápida está llena de frases, cubierta de papeles y recuerdos, libros… para los más curiosos, hasta sale en Tripadvisor (lo juro).

Obsesión por el recuerdo, por estar cerca de una celebridad, por borrachera o simple y pura admiración. Supongo que hoy en día la idea sería hacerse un selfie con el cráneo de Shakespeare. ¿Qué os parece? ¿Votaríais en Tripadvisor la tumba de Cervantes? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.

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(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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