- La creatividad no está reñida con el trabajo diario.
- La procrastinación es uno de los mayores enemigos del escritor.
Quién no ha dejado para mañana ese capítulo que no nos apetece demasiado escribir, o esa revisión que se está haciendo tan larga. Siempre hay que hacer numerosas –e inútiles- pequeñas cosas que no tienen nada que ver, como buscarse a uno mismo en Google o participar en interminables discusiones en estados de Facebook. Lo cierto es que existen numerosos métodos y prácticas dedicadas a eliminar este tipo de problemas, como por ejemplo el Método Pomodoro.
La verdad es que es bastante sencillo y puede ser aplicado no sólo a la escritura, sino también a otras tareas. La idea es elegir bien el trabajo que vamos a hacer (escribir, por ejemplo) y dedicarle 25 minutos, tras los que haremos, obligatoriamente, una pausa de 5. Cada ciclo de trabajo y descanso es un pomodoro. Cada 4 pomodoros seguidos hay que hacer una pausa de 15 minutos.
No es una regla estricta, así que si funcionas mejor con bloques de media hora o si prefieres ir sin descanso hasta la hora completa, la cuestión estriba en buscar lo que mejor se adapta a nuestra manera de trabajar. Lo cierto es que al fragmentar el trabajo en pequeños bloques la sensación es que no hay tanto que hacer y es más factible que le dediquemos algo de tiempo todos los días, que es, sobre todo si hablamos de escribir, la mejor manera de terminar un proyecto.
Si os parece una manera interesante de trabajar y queréis probarlo, existen algunas ayudas web para que no tengáis que ir arriba y abajo con un cronómetro. El más sencillo de los que he visto es probablemente Tomatoes, preparado para este tipo de técnica, con un reloj que ya viene con los tiempos prefijados. También hay varias Apps para el teléfono, como PomLife, que se pueden configurar al gusto de cada uno.
Así que ya sabéis, si estáis hartos de procrastinar, podéis probar con el Método Pomodoro a ver qué tal os funciona. Os esperamos, como siempre, en los comentarios.