- Thriller psicológico y género policíaco en Es una lástima que la estupidez no sea dolorosa
- Ritos satánicos, ocultismo, sectas destructivas… un paseo por el lado más oscuro de la vida
El periodista y guionista valenciano Juan J. Bargues se atreve con su primera novela, Es una lástima que la estupidez no sea dolorosa (Ed. Círculo Rojo), un thriller psicológico y policíaco que nos descubre los entresijos del ocultismo y las sectas satánicas, más habituales en España de lo que nos creemos.
Con una historia ambientada en nuestro país, en Es una lástima que la estupidez no sea dolorosa conoceremos a Javier, un criminólogo recién licenciado que vuelve a la ciudad donde pasó su infancia, Valencia, después de años viviendo en Alemania con su madre. El trágico suicidio de su padre cuando aún era un niño les animó a empezar de cero muy lejos de la ciudad del Turia, pero ha llegado el momento de regresar y afrontar los traumas del pasado. Y descubrir algún que otro secreto enterrado en lugares muy oscuros.
A su alrededor, comienzan a suceder extraños casos de desapariciones, cuya investigación, ninguneada por sus compañeros policías, le hará descubrir un mundo oscuro de ritos satánicos y sacrificios con el que está más vinculado de lo que conoce o desearía. Por suerte, cuenta con la colaboración de Raquel, una periodista amiga de la infancia que se involucrará en su investigación personal de estos casos. El compañero desaparecido al que sustituye en Valencia, el suicidio de su padre… todos los misterios parecen confluir en la secta “El Círculo”. Sin saberlo, Javier ha jugado y juega un papel muy importante en esta congregación satánica, ¿será capaz de escapar a su destino? Pero no vamos a contar más, esto lo iremos descubriendo conforme devoremos el relato de Bargues.
El valenciano lleva a las páginas de su opera prima en papel su visión narrativa audiovisual, lo que convierte al lector en un operador de cámara observador de la escena. Son sus orígenes como guionista en series, cortos y largometrajes, los que imprimen esta diferencia a la hora de relatar los acontecimientos de una forma más visual, más cinematográfica. Y más directa. Precisamente el relato está cargado de alusiones y guiños a grandes filmes de terror e intriga como Tiburón, Memento, REC o El día de la bestia, por mencionar algunos.