- Henning Mankell fue un destacado activista político y social.
- Sus novelas contenían una interesante mirada crítica al mundo actual.
Recibimos con tristeza las noticias sobre la muerte del autor sueco Henning Mankell, y no sólo por la pérdida que supone para el mundo de las letras, donde se había situado como uno de los grandes de la novela negra, sino también por la desaparición de uno de los grandes ejemplos de cómo un autor hacía valer su relevancia social para intervenir, según su conciencia e ideales, más allá de la literatura, en el mundo real.
Supongo que gran parte de esa visión tan amplia de Mankell le venía también de sus numerosos viajes, de su vida en Mozambique, donde residió durante varios años, llegando a dirigir el Teatro Avenida en Maputo. Desde luego, la mirada desde un país como Mozambique no es la que tenemos desde el Primer Mundo -sobre todo el Primer Mundo Sueco-. Digamos que eso le dotó también de perspectiva.
En las novelas protagonizadas por Wallander encontramos una feroz crítica al supuesto estado del bienestar que la socialdemocracia había instaurado en Suecia, y de cómo en las últimas décadas había ido degradándose. Mankell era un experto en encontrar las grietas de la sociedad y enterrar en ellas sus cadáveres. Más allá de la novela negra, pues Mankell, también hablaba de derechos y sociedad. No tenemos más que mirar, por ejemplo, Daisy Sisters, donde trata el desarrollo de las mujeres en Suecia a través de tres generaciones. O su producción juvenil, donde también procuró dejar una interesante carga ideológica.
Pero Mankell fue más allá de las palabras. Desde su juventud, en la que se manifestó en contra de la Guerra de Vietnam y protestó en contra del Apartheid, vinculándose a partidos e instituciones de izquierda, sin esconderse en ningún momento a partir de entonces. Quizá su última acción más conocida fue la de participar en la flotilla de barcos que trató de romper el bloqueo a Gaza en 2009. Además, fue un donante habitual para varias ONG, superando en ocasiones el millón de euros.
Todo escritor que alcanza una cierta relevancia social puede significarse o no, implicarse o no, dentro de la sociedad, y el mundo, donde vive. Está claro que es una decisión personal, pero el ejemplo de autores como Henning Mankell debería ser una guía para todos aquellos que tengan la posibilidad de dar un paso más, de señalar, de criticar y de actuar.
Imagen del PalFest, bajo licencia CC 2.0
Henning Mankell