- ¿Estás escribiendo tu novela y notas que le falta algo?
- ¿No sabes cómo seguir con la trama y los personajes?
A veces, durante el proceso de escritura de una novela, es normal sentir que no estás avanzando en la dirección correcta, que la trama empieza a flojear o que los personajes no están llegando a donde en un principio tenías pensado que lo hicieran. Es hora de revisar lo que llevas escrito y aplicar un reajuste… radical.
Una de mis maneras favoritas -y duras- de revisar una novela es incluso aterradora. Imprime todo lo que tengas escrito y borra el archivo de la novela de tu ordenador. Luego, cuando se te pasan los temblores, empieza a copiar el texto del papel a una nueva versión. Fíjate entonces en cómo va creciendo de nuevo en tu cabeza y descubre qué era lo que hiciste el principio para que luego no acabe de cuajar. Es un proceso largo -y da algo de miedo- pero suele funcionar para pulir los textos.
¿Demasiados personajes? Tienes dos opciones: hacer como George R. R. Martin y descabezar unos cuantos por capítulo o bien, y esto es más recomendable, probar a fundir varios personajes en uno solo. Esto funciona especialmente bien con secundarios que aparecen de manera esporádica y que tienden a permanecer sin personalidad, aunque la fusión de personalidades puede dar riqueza a algún actor principal de la novela que carecía de conflicto o interés.
¿No sabes cómo avanzar? Salta directamente a lo más interesante, a lo que en realidad quieres contar. Es posible que luego tengas que ajustar líneas temporales, cambiar personajes, revisar la continuidad… pero no hace falta escribir la novela de una manera lineal. Juega con los capítulos, con el tiempo, con cómo presentar las situaciones. A veces, al final, volverás a la primera versión que tenías escrita… pero con una visión mucho más clara de la estructura final que le quieres dar.
La voz del narrador es uno de los puntos principales de toda novela, de su punto de vista depende el desarrollo y la explicación de lo que queremos transmitir. No tengas miedo en contar la historia desde otro punto de vista, desde otro ángulo, cambiando de personaje, de tiempo, de persona… como siempre, puede que luego vuelvas a lo que tenías pensado, pero este tipo de ejercicios suele dar una nueva perspectiva a lo que querías contar.
Y por último, si no puedes avanzar o lo que lees no te convence en absoluto, quizá lo mejor es que dejes estar el manuscrito durante un tiempo. Sal al mundo exterior, queda con amigos, diviértete, lee… trata, en suma, de alejarte un poco del hilo de pensamiento continuo al que obliga la escritura de una novela. Pasa unos días así y luego empieza a leer lo que llevas escrito. Lo más probable es que recuperes las sensaciones del primer día y te sea mucho más sencillo seguir hacia delante.
Estos son nuestros pequeños trucos para revisar una novela en construcción, ¿nos contáis los vuestros? Os esperamos, como siempre en los comentarios.