- Con el paso del tiempo la caligrafía ha quedado reducida a unos pocos expertos.
- Las nuevas tecnologías amenazan con reducir todavía más la escritura manual.
Quedan lejos ya los tiempos en que los libros se copiaban en los apartados scriptorium, a manos de verdaderos artistas que no sólo escribían los textos, sino que los adornaban con exquisitas miniaturas e ilustraciones. La llegada de la imprenta supuso en su momento un antes y un después en este tipo de arte, que, desde entonces, ha ido quedando arrinconado a medida que incluso la escritura a mano se ha podido hacer de manera cada vez más sencilla.
De hecho, en países como Finlandia se está estudiando el retirar el estudio de la caligrafía, es decir, para que nos entendamos, «escribir bonito», dejando de trabajar lo antes posible de manera manual para centrarse en lo electrónico. Si bien esta medida tiene sus detractores, lo que está claro es que el antiguo arte de la caligrafía casi ha desaparecido hoy en día, y sólo quedan unos cuantos maestros. Eso sí, la tecnología les ayuda, no es lo mismo trabajar con una pluma de ganso que con una moderna plumilla caligráfica. En el siguiente vídeo, el diseñador Seb Lester demuestra lo fascinante que puede llegar a ser observar a todo un maestro en caligrafía.
Y por si os estáis preguntando si es que lo tiene demasiado fácil con las herramientas modernas, también tiene una demostración de cómo trabajar con una pluma tradicional y con mucho cuidado.
¿Qué os parece? La verdad es que no me quiero ni imaginar las horas de práctica que hacen falta para alcanzar ese grado de pericia. En cualquier caso, sería una lástima que en el futuro se perdiera esta manera de escribir, aunque quedara relegada, como pasa hoy en día, a una forma más cercana al arte que a la edición.