- Cada ganador del Premio Cervantes deja un legado escrito para la posteridad.
- Los textos se guardan en una caja acorazada hasta la fecha escogida.
Hace pocos días, el último ganador del Premio Cervantes, Juan Goytisolo, hizo entrega de dos manuscritos inéditos, un poemario llamado Señas de identidad y una narración con tintes autobiográficos. Los documentos no podrán leerse hasta el 5 de enero de 2031, coincidiendo con los cien años de su nacimiento. Pero, ¿dónde se guardan estos textos que todos los Premios Cervantes han ido legando? En la Caja de las letras, toda una cámara acorazada dedicada en exclusiva a la literatura.
Pero os estaréis preguntando de dónde ha sacado el Instituto Cervantes una cámara acorazada del tipo de los grandes bancos que vemos en las películas. Lo cierto es que la sede del Instituto Cervantes de Madrid está en el edificio de las Cariátides, donde antaño se situó el Banco Español del Río de la Plata. Construido en 1918, a lo largo de su historia fue también el Banco Central Hispano, sede del ICO y, desde 2006, base del Instituto Cervantes. En el subsuelo se construyó en su día una cámara acorazada donde guardar las cajas de seguridad de los clientes, lugar que ahora ha sido reaprovechado como la Caja de las letras.
Pero no sólo son los ganadores de los Premios Cervantes los que han dejado su legado escrito, ya que también se ha invitado a otras grandes figuras de las cultura hispana a guardar sus manuscritos. De hecho, la primera de las cajas de seguridad abiertas fue la de la conocida agente literaria Carmen Balcells, que apenas dio un año de margen al tiempo de su legado, de 2011 a 2012. La siguiente en ser descubierta nos llevará a 2017, cuando se abra la del actor Manuel Alexandre.
Otros autores han decidido dejar pasar algo más de tiempo, como es el caso de José Emilio Pacheco, cuya caja se abrirá nada más y nada menos que en 2110, o Víctor Ullate, que se adentra todavía más en el futuro y que marcó el 6 de junio de 2161 como la fecha en la que se descubrirá su legado.