A ciegas, de Josh Malerman

• ¿Y si la sola visión de ESO pudiera hacerte enloquecer y morir?
• La original propuesta de Malerman es su principal baza en A ciegas.

Josh Malerman se ha labrado una carrera como cantante de la banda de rock High Strung, pero con A ciegas ha dado un paso más allá y ha decidido apostar por la literatura de género en una novela que parte de una interesante propuesta: si abres los ojos estás muerto.

Tras un desastre que ha sumido a la humanidad en una situación límite, sólo unos pocos sobreviven encerrados en sus casas, sin poder salir al exterior. La narración, que no trata de describirnos este apocalipsis sino que nos sitúa cinco años más tarde, toma el punto de vista de Malorie, que tiene que hacer un trayecto con los ojos completamente cerrados, a riesgo de que en cualquier momento ella o los suyos puedan morir. De este modo, Malerman no trata de hacer un juego descriptivo de un futuro apocalíptico, sino llevarnos al interior de una superviviente en uno de los momentos más duros de su vida.

Según su sinopsis:

Cinco años después de que diera comienzo la pesadilla, los pocos supervivientes que quedan viven refugiados en el interior de casas y edificios, protegidos por puertas cerradas y ventanas con las cortinas echadas. Malorie, que ha conseguido sobrevivir en una casa abandonada junto a sus dos hijos, decide abandonar la seguridad de su refugio para emprender un viaje por el río hacia un lugar mejor. En esta peligrosa odisea a ciegas, Malorie sólo podrá confiar en su instinto y en el entrenado oído de los niños, que no tardarán en descubrir que algo los sigue. Pero, ¿qué es?

Inmersa en la oscuridad, rodeada de sonidos, familiares unos, estremecedores otros, Malorie se embarca en una tremenda odisea; un viaje que le llevará a un mundo sin visión y de vuelta a su pasado. En un mundo que ha enloquecido, ¿se puede confiar en alguien?

El punto de vista de Malorie nos es contado en dos tiempos, el momento del suceso, en el que ella todavía está embarazada, y en el de su viaje a ciegas, haciendo hincapié en cómo la gente ha cambiado desde los sucesos extraños y buscando la sensación de indefensión que esa ceguera autoimpuesta afecta al personaje principal. La idea es transmitir también el nuevo mundo sensorial, diferente al de una historia basada en las imágenes.

A ciegas se lee con facilidad y la premisa es suficiente como para avanzar interesado en la situación que nos plantea el autor. Quizá como único punto negativo esté esa propia inmersión, sin demasiadas explicaciones ni descripciones, que puede hacer que algunos lectores no conecten bien con la historia. En resumen, un libro interesante que se aleja de lo habitual y que resulta tan inquietante como original.