- Pese a que la obra ha entrado en el dominio público han registrado comercialmente a sus personajes.
- En España el texto pasaría a ser libre en el 2024, no así su traducción original.
Cómo saltarse la ley de propiedad intelectual y condenar el dominio público no es tan difícil como parece, sobre todo si se cuenta con una buena cantidad de dinero con la que pagar una legión de abogados. Ese es el caso de El principito (marca registrada), la inmortal obra de Antoine de Saint-Exupéry que en Francia ha llegado al dominio público tras cumplirse los 70 años de la muerte de su autor.
El caso es que los herederos de los derechos de Saint-Exupéry han decidido registrar como marca tanto al protagonista (el principito) como al resto de personajes que aparecen en el libro, desde La rosa (marca registrada) hasta el baobab (marca registrada), junto con todas las ilustraciones del libro.
Las marcas registradas tienen una duración de diez años, pero pueden ser renovadas sin límite, con lo que los herederos de los autores -o los fondos de inversión que hayan comprado los derechos-, pueden complicar la aparición en el dominio público de estas obras.
En España los derechos de El principito (marca registrada) caducan en 2024, ya que para todos los autores muertos antes de 1987 la ley otorga 80 años de plazo. En cualquier caso, ya que en otros países de habla hispana se limitan a 70, va a estar complicado que aparezcan ediciones libres de El principito (marca registrada), ya que no se va a permitir el uso de dicho título, ni de nada que tengan registrado.
No es la primera vez: en el caso de Sherlock Holmes se libró una batalla legal en la que, finalmente, el detective creado por Arthur Conan Doyle pasó a ocupar su puesto en el dominio público, aunque algunas de sus obras se mantienen bajo derechos originales -dependiendo del país-.
Esta manera de circundar los derechos de autor puede suponer que en los próximos años veamos cómo grandes personajes, como Tarzán o Popeye, permanezcan como marcas registradas sin que pasen, por fin, al uso común.
El Principito