- El vídeo de seguridad muestra que no son aficionados a la poesía.
- Destrozaron el ventanal al más puro estilo de los ladrones de joyas.
Se veía venir. Con los precios que tienen algunos libros, no es de extrañar que un grupo de hipsters de Barcelona, encapuchados con sus pasamontañas de colores, decidieran estrellar su flamante Mini Cooper contra el escaparate de la Libreria Calders para ejercer de ladrones de joyas y arramblar con alguna de las mesas de novedades y un puñado de literatura francesa.
Estos amigos de las palabras ajenas, que tardan un poquito más que sus compañeros del mundo de las joyerías, se abren paso entre géneros que no les interesan y llenan un par de bolsas antes de volver al coche, no sin cierto tropiezo, antes de escapar.
Lo que no sabemos es si se han fijado en el tipo de edición que luego es más fácil de vender, que no es lo mismo colocar un Quijote en estado puro, que una edición de Reverte, que ya ha sido cortada por profesionales.
En cualquier caso una buena promoción para la librería (o eso esperamos) y un vídeo de lo más simpático (si es un anuncio para las redes sociales). Si no es así… hay unos ladrones de lo más curioso en Barcelona. ¡Cuidado, poetas! Puede que os atraquen en el próximo recital y os dejen sin poemarios autoeditados. Valen mucho en el mercado negro.