Tras la impactante Aniquilación, Jeff VanderMeer nos presenta la segunda parte de la trilogía Southern Reach: Autoridad. VanderMeer cambia el escenario y la manera de narrar para continuar con la historia, un giro de personajes que le permite ofrecer un mayor trasfondo a los hechos que narró con la primera novela.
Si en Aniquilación los protagonistas carecían de nombre propio y su aventura caía por momentos en la pérdida de contacto con la realidad, en Autoridad VanderMeer nos traslada a la base de Southern Reach, donde a través del nuevo director, apodado Control, nos explica poco a poco gran parte de la historia de la brecha, el Área X y las expediciones anteriores. Además, nos adentra en la máquina científica y burocrática al mando de la corporación y también en las intrigas de la Central, desde donde se manejan los hilos al más alto nivel.
Según su sinopsis:
Durante treinta años, el único contacto humano con el Área X, una zona donde una naturaleza malvada ha acabado aparentemente con toda forma de vida humana, han sido las expediciones enviadas por la agencia estatal Southern Reach. Después del fracaso de la expedición número 12, narrada en la primera parte de la trilogía, Aniquilación, la agencia se encuentra sumida en el caos. John Rodríguez ha sido nombrado nuevo director de la agencia. Con la única ayuda de un equipo en el que no puede confiar, Rodríguez debe desentrañar qué sucedió en la última expedición. Pero a medida que resuelve los enigmas que rodean el Área X, Rodríguez se ve enfrentado también a su propia verdad y a la de la agencia que dirige. Y las consecuencias de todo ello pueden ir mucho más lejos de lo que imagina.
Lo primero que llama la atención a primera vista de Autoridad es la diferencia de tamaño con Aniquilación, es bastante más voluminoso. Si Autoridad era un viaje de iniciación y descubrimiento, Autoridad se acerca más a la novela de espionaje. Control, John Rodríguez, trata de destripar capas y capas de secretos acumuladas durante años en la base, mientras trata de sobrevivir al infierno burocrático en que se ha convertido y, además, intenta cumplir las órdenes que recibe, con las que no siempre está de acuerdo. De hecho, la evolución de Control es la clave de toda la novela y uno de los aciertos de VanderMeer.
El Área X sigue siendo una constante, capaz de cambiarlo todo, pese a la distancia. No hace falta atravesar la frontera para sentir sus efectos. Por momentos, Autoridad me recordó a una de las obras más claustrofóbicas de Lem, Memorias encontradas en una bañera, y Southern Reach una réplica del Edificio.
Autoridad muestra algunas explicaciones a la locura que leímos en el primer libro, pero Vandermeer se guarda muchas respuestas para la tercera entrega, Aceptación, donde de nuevo nos adentraremos en la naturaleza salvaje y desconocida del Área X.