Temblad villanos resultó ganadora del Premio Málaga de Novela 2014 y es la nueva novela de Luis Manuel Ruiz, tras la divertidísima El hombre sin rostro. En esta ocasión se acerca a la novela policial, pero de nuevo con una perspectiva muy personal y haciendo gala de un sentido del humor que encaja a la perfección con el tono de la historia.
Temblad villanos es una novela que bebe de la historieta, del cómic, no sólo a través de la trama sino también, en cierto modo, de alguno de sus personajes. Estoy hablando del superdotado, psíquicamente inestable, coleccionista de idiomas y descifrador de rompecabezas imposibles, que, junto con la inspectora Béjar, forma la dupla de investigadores que tratará de descifrar una serie de muertes a través de una Sevilla lluviosa y llena de rincones secretos.
Según su sinopsis:
La inspectora Esther Béjar nunca ha sentido mucho interés por los tebeos, si exceptuamos los viejos álbumes de su infancia que protagonizaban Mortadelo y Filemón. Por eso no sabe qué pensar al enfrentarse a un cadáver hecho trizas, sobre cuya mesa aparecen cuatro viñetas de una aventura de Tintín. Y conforme avanza en el caso la cosa se vuelve peor: a Tintín seguirán Corto Maltés, Blake y Mortimer, Conan el Bárbaro y un rosario de héroes de papel que Esther conoce apenas por sus nombres y asocia a un extraño mundo en dos dimensiones, decorado con ciudades exóticas, monstruos, robots, damiselas en apuros, pilotos espaciales, rayos y truenos, héroes y villanos que huelen al chocolate de la merienda, a días lejanos en los que la vida era menos urgente.
A la inspectora, que acaba de estrenar puesto en la policía criminal, le parece haber entrado en la página de un cómic, y se equivoca. Porque en los cómics no hay superiores que miran por encima del hombro ni compañeros que no se molestan en mirar; no hay madres que te convierten la moral en el barro de una esterilla, ni hijos que leen libros de Termodinámica a escondidas; no hay maridos que se pierden en una casa en llamas. Porque en los cómics, donde todo es nítido y está trazado con líneas indelebles, no caben esos manchurrones de tinta que son la duda, la desesperación, el cansancio, el temor a equivocarse.
Ahí están los villanos a los que debe derrotar, para luchar contra los cuales sólo contará con su pasado y, es cierto, un compañero que no se espera: el último superhéroe, con la camisa sin lavar.
Como en la otra novela de Ruiz, el disfrute de la historia depende mucho del nivel de complicidad con la historia, que usa los grandes tópicos de la narrativa de género de una manera consciente y que apuesta por la caracterización de trazo grueso. Los guiños a los lectores de tebeos son constantes, y no sólo por el uso de cómics como pistas de los asesinatos.
En resumen, un divertido policial lleno de referencias al mundo del cómic, personajes curiosos y una voz narrativa muy personal. Recomendable.
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(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.