Ya os hemos hablado de algunas islas conocidas por sus méritos literarios, como la Isla del Tesoro, la Atlántida, Avalón o la del Doctor Moreau. Hoy vamos a seguir con islas escritas por autores del siglo XX y XXI que también os resultarán muy interesantes.
A 47° 9 Sur y 126° 43 Oeste, en mitad del Océano Pacífico, H. P. Lovecraft situó la ciudad donde el gran y terrible Cthulhu duerme a pierna suelta esperando el fin de la era humana. A 9500 kilómetros de Ponape, la vieja isla-ciudad, un trasunto de Lemuria y la Atlántida, posee una arquitectura no-eculidiana y en ella residen bestias y sirvientes del antiguo primigenio. R’yleh es una isla fundamental en los mitos y desde su aparición en La llamada de Cthulhu se ha convertido en una constante para los seguidores de Lovecraft.
Un avión se estrella en una isla desierta y sólo sobrevive un grupo de niños. Abandonados a su suerte, los jóvenes se organizan como pueden, formando una sociedad convulsa y violenta. La isla como aislamiento, pero también como representación del mundo en miniatura, esa fue la intención de Golding al escribir la mítica novela El señor de las moscas.
Si uno tiene ya cierta edad, como es mi caso, una de las islas inolvidables es la Isla de Kirrin, escenario de varias de las novelas escritas por Enid Blyton para la serie de Los Cinco. Situada en la costa de Inglaterra, la isla conserva elementos fundamentales para cualquier verano misterioso: un castillo en ruinas, barcos naufragados, mazmorras y calas de difícil acceso.
Si por el contrario, la edad que tenéis no es tan interesante como la mía, hay otra isla que os sonará a la primera: Azkabán. Isla prisión, Azkabán es el Alcatraz del mundo mágico en las novelas de Harry Potter. Vigilada por los temibles dementores y situada en el Mar del Norte, la isla se mantiene invisible a ojos de los muggles y en ella se encierra a todos aquellos que hayan usado alguna de las maldiciones imperdonables.
Shutter Island (la isla de Shutter) es protagonista de la novela del mismo nombre escrita por Dennis Lehane y que fue llevada al cine por Martin Scorsese. En esta historia la isla alcanza una personalidad propia, gótica, siniestra y dañina en la que el aislamiento es fundamental.
Por último, mencionar la isla donde el protagonista de La piel fría, de Albert Sánchez Piñol, se ve enfrentado a una situación misteriosa que no acaba de comprender junto con el único habitante -humano- del lugar: el farero Batis Caffó. De aires lovecraftianos, esta isla ominosa y cruel se encuentra perdida en mitad del Atlántico.
Hasta aquí nuestro listado de islas literarias, pero existen muchas más (sin ir más lejos, las descritas por Swift en Los viajes de Gulliver). ¿Echáis de menos alguna? ¿Cuál es vuestra isla imaginaria favorita? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.