Si hay un ser mítico que ha calado en la literatura fantástica, con mayor o peor fortuna, ese es el dragón. Común en prácticamente a todas las culturas, los dragones, esas serpientes terribles, han acompañado los sueños y pesadillas del ser humano desde los lejanos tiempos de Babilonia hasta la actualidad. ¿Héroes? ¿Villanos? Lo cierto es que forman parte de nuestros mitos desde siempre y hoy en día se siguen utilizando, eso sí, muchas veces desde una perspectiva en la que poco queda de su fuerza original. ¿Cuáles son los dragones más importantes? ¿Cómo se usa esta figura? Hoy os traemos algunos ejemplos.
Uno de los dragones más antiguos es Nidhug, que se alimentaba de las raíces del árbol del mundo, Yggdrasil, y que dio forma al resto de dragones que aparecen en la mitología germana y vikinga. De ese modo aparece Fafnir en el Cantar de los Nibelungos, a quien Sigfrido da muerte (para luego bañarse en su sangre y volverse invulnerable). En cualquier caso, Fafnir era un enano convertido en dragón por su avaricia.
Muy en la línea de estos dragones tenemos también la, ahora muy, pero que muy famosa, creación de J. R. R. Tolkien para El Hobbit: Smaug. Smaug es uno de los dragones más poderosos e inteligentes descritos en la fantasía contemporánea y, desde luego, sirvió como modelo para la mayoría de los creados en las últimas décadas.
Si buscamos precisamente a un dragón fantástico actual que nada tenga que ver con Smaug, ese sería Fújur, una de las creaciones más hermosas de Michael Ende para La historia interminable. Más parecido a los dragones orientales, Fújur es un dragón de la buena fortuna, sin alas y con escamas de color madreperla. El peluche alargado que todos imaginamos es cosa de la película.
George R. R. Martin usa los dragones en Canción de Hielo y Fuego como animales sin demasiadas luces, peligrosos y capaces de decantar batallas. Los tres que aparecen junto a Daenerys son Drogon, Rhaegal y Viserion. Este punto de vista animalesco y sin gran inteligencia se puede apreciar en otros libros como Cómo entrenar a tu dragón. En la serie Temerario, de Naomi Novik, situada en unas ucrónicas guerras napoleónicas donde los dragones son el sustituto de la caballería, los dragones son más inteligentes y hasta pueden comunicarse con humanos.
Como ejemplo de dragones fantásticos con base europea, al estilo Smaug, pero muy bien definidos y con un tratamiento que los iguala a la base mitológica original, habría que mencionar Un mago de terramar, de Ursula K. Le Guin, donde los dragones son semidioses conocedores del mismo lenguaje de la creación.
Así pues, los dragones aparecen en numerosas obras de fantasía popular, como ya hemos dicho, como la serie de Eragon o en las Crónicas de la Dragonlance, muchas veces conocidas como dragonadas, que han dado pie a las parodias de Terry Pratchett en ¡Guardias! ¡Guardias! o El color de la magia.
¿Y vosotros? ¿Qué os parecen estos seres mitológicos? ¿Tenéis vuestros favoritos? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.