NOS4A2, de Joe Hill

Suma de Letras

Tras El traje del muerto y Cuernos, Joe Hill nos presenta NOS4A2, de nuevo una novela de terror en la que el peso de la historia recae en los personajes. Hill pone especial atención en la vida de sus protagonistas (y antagonistas), buscando el contrapunto realista al elemento fantástico que gobierna la trama.

Veamos la sinopsis:

Victoria McQueen tiene un don especial para encontrar cosas: una pulsera extraviada, una fotografía perdida, las respuestas a preguntas incontestables. Con su bicicleta puede atravesar un mágico puente que, en cuestión de momentos, la lleva adonde necesita ir, ya sea al otro lado de Massachusetts o al otro lado del país.

Charles Talent Manx también tiene su propio don: sabe manejar a los niños. Los lleva a dar un paseo en su Rolls-Royce de 1938 con la matrícula NOS4A2 (Nosferatu). Con su viejo coche puede salir sin problemas del mundo cotidiano hacia las carreteras ocultas que los transportarán al asombroso —y terrorífico— paraíso de la diversión que él llama «Christmasland».

Y entonces llega el día en que Vic sale en busca de problemas… y encuentra a Manx.

Hill crea un mundo propio, con sus propias reglas más allá de la realidad, y lo hace con una muy buena coherencia. La idea de los caminos por los que sólo unos pocos pueden viajar, y esos lugares secretos escondidos más allá de nuestra visión es muy poderosa. Yo destacaría la invención de Christmasland y de un secundario terrible: Bing, que, pese a carecer de la entidad de Manx, resulta odioso a más no poder precisamente por su naturaleza humana.

NOS4A2 significa una evolución en la obra de Hill, desarrollando una trama más compleja que en ocasiones anteriores y dando más espacio a la vida de los personajes. En este sentido, el libro es bastante más largo que los anteriores y, en ocasiones, bordea la repetición, insistiendo en los mismos conceptos. En cualquier caso, la intriga y la acción se desarrollan a la perfección y la verdad es que el libro engancha desde el principio. NOS4A2 es un buen ejemplo de terror fantástico, con sitio para el suspense nacido de los asesinos en serie, que agradará a los seguidores de un horror sencillo y poco dado a los excesos, muy en la línea del conocido padre del autor, Stephen King.