En varias universidades estadounidenses, como las de California, Oberlin, Rutgers, Michigan o George Washington, el consejo de estudiantes ha reclamado que ciertos libros contengan advertencias sobre su contenido, en caso de que este pueda resultar incómodo o estresante para algunos lectores.
Ya se han dado los primeros nombres, ejemplos de alta literatura cuyas páginas podrían provocar en estudiantes con problemas reacciones adversas. El ejemplo que se ha filtrado es el de la novela Todo se derrumba, del nigeriano Chinua Achebe. Según los estudiantes de la Universidad de Oberlin, en el libro se debería advertir:
Un triunfo de la literatura que todo el mundo debería leer. En cualquier caso, puede incomodar seriamente a lectores que hayan experimentado racismo, colonialismo, persecución religiosa, violencia, suicidio, etc.
Otro de los libros expuestos, ya que también suele ser objeto de estudio universitario, es La señora Dalloway, una de las obras más interesantes de Virginia Woolf, en entredicho por el análisis de las tendencias suicidas de la protagonista, que puede afectar negativamente a los estudiantes que hayan sufrido heridas autoinflingidas o tratamientos por depresión.
La idea es que estas advertencias permitan a los estudiantes elegir qué asignaturas van a cursar, sin que se avance demasiado en la trama, esquivando los posibles conflictos o traumas que puedan transmitir los libros.
¿Qué dicen los profesores? De entrada, que no tiene sentido y que podría ser hasta peligroso. Los alumnos deben ser capaces de enfrentarse a estas situaciones, sobre todo en un entorno controlado y a través de la ficción. Sin embargo, otros opinan que hay que tener en cuenta a aquellos chicos y chicas que llegan con problemas serios a sus manos.
¿Qué opináis? Al fin y al cabo, la literatura no es más que un reflejo de la vida real. ¿Acaso los libros son diferentes a la calle? ¿Hasta qué punto hay que proteger a los estudiantes?
Os esperamos, como siempre, en los comentarios.
Vía: The Guardian