Ango Sakaguchi fue, sin duda, uno de los autores japoneses más peculiares de principios del siglo XX, autor de una obra marcada por su obsesión por lo grotesco y su adicción a las drogas y el alcohol. Pesimista, nihilista y con una voz personal, sus escritos de posguerra supieron captar el desencanto de toda una generación.
En el bosque, bajo los cerezos en flor es uno de sus relatos más conocidos y que Satori nos presenta, como es habitual, en una edición preciosista, acompañado de dos relatos más, La princesa Yonaga y Mimio y El gran consejero Murakami. Los tres cuentos muestran la fijación de Sakaguchi por la mujer fatal, convertida en ser sobrenatural o demoníaco frente a la que poco o nada se puede hacer.
La historia principal, que da nombre al volumen, está escrita con un estilo arcaico, en el que se acerca a los relatos de Izumi Kyoka (el maestro de la novela gótica japonesa) pero con una vuelta de tuerca que va más allá de las invenciones de Kyoka. Sus personajes están dañados, carecen de la más mínima empatía social y su percepción de la mujer, en este caso una hermosa y sanguinaria presencia, es una de las más perturbadoras que recuerdo. La historia parte de un bosque legendario, cerca del cuál vive un bandido que domina la zona. En uno de sus robos secuestra a la mujer más bella que ha conocido y pronto cae bajo su dominio. Se trasladan a la ciudad donde él le proporciona cabezas con las que ella representa su propio teatro funesto.
Los otros dos relatos siguen un camino parecido, en el que la presencia femenina es a la vez incomprensible y cruel, bajo la que un hombre, en apariencia fuerte, acaba confundido y sumiso frente a un destino terrible. Deseo, violencia y truculencia granguiñolesca en una antología que se hace demasiado breve, pero que alberga algunas escenas maravillosas, pese a su grotesca naturaleza. A destacar también la excelente ilustración que presenta la portada del libro y que refleja a la perfección lo que vamos a encontrar entre sus páginas.
Ango Sakaguchi
En el bosque bajo los cerezos en flor