El jueves pasado tuvimos la oportunidad, gracias a la editorial Penguin Random House, de asistir a un pequeño encuentro con la autora chilena Isabel Allende. Fuimos varios medios dedicados a la literatura en Internet y pudimos sentarnos juntos alrededor de una mesa y compartir unos minutos hablando de su última novela, El juego de Ripper.
Una de las preguntas que le quería hacer tras leer el libro era si se había divertido con la escritura de esta novela. Su respuesta fue clara: muchísimo. El dedicarse al género, donde juegas con unas normas ya escritas, le resultó muy entretenido, tanto, dijo, como se puede ver a los jugadores de rol que aparecen en el libro. Además, es algo que se nota también en las pequeñas puyas que dedica en varios puntos del libro a otros éxitos del momento, como 50 sombras de Grey, o a algunas novelas negras típicas.
Allende no es lectora de novela negra, pero su marido. William C. Gordon, lleva ya varios libros dedicados a la novela de detectives, así que ha tenido consejo a la hora de escribir El juego de Ripper. Sin embargo, yo diría que esta novela no es tanto una novela negra, un noir o un polar -tan de moda ahora- como un thriller. Allende crea una buena fila de personajes, como es habitual en ella, y el entramado de relaciones entre ellos es envidiable; sin embargo, le falta oscuridad y crudeza para ir más allá del simple entretenimiento y tocar la violencia como otros grandes del género, como Henning Mankell o Val McDermid.
Según ella, no pretende ejercer ningún tipo de denuncia social, más allá de presentar la realidad en la que viven sus personajes, entre los que se incluyen inmigrantes con más o menos derechos, exmilitares de la guerra de Iraq o víctimas de abusos como la ablación del clítoris.
Le preguntamos si El juego de Ripper era un cambio de estilo, pero Allende nos aseguró que no, que era un cambio de tema. Su estilo, su voz, se adapta a la historia pero permanece, pese a usar algunos de los trucos de la novela criminal, como empezar con un cadáver en el primer párrafo. «En este tipo de novela hay que atrapar al lector con la primera línea», nos aseguró. ¿Y el por qué de este tema? Por divertirse, por probar algo de nuevo y que estuviera de moda. Hoy en día parece que «leer sobre violencia le gusta a todo el mundo. Especialmente a las mujeres», así que la elección de una historia de asesinatos parecía la más interesante.
El proceso de escritura de El juego de Ripper ha sido parecido al del resto de sus novelas: una buena documentación, sobre todo de personajes (varios de los que aparecen en el libro están inspirados en personajes reales) y del ambiente entre hippie y místico de San Francisco. También la relación entre la protagonista y su abuelo está inspirada en la de la propia Allende con sus nietos. La autora chilena se encierra aislada, sin teléfono ni nada que la moleste, durante semanas hasta que tiene terminado el libro.
Allende trata siempre de «Atrapar al lector, enamorarlo» tratar de llevarle de la primera a la última página, manteniendo, incluso en este libro, esa perspectiva a la vez feminista sin dejar de ser femenina que marca su obra.
El juego de Ripper es un thriller correcto, escrito desde fuera de la tradición habitual y por eso resulta diferente. Sorprenderá a los que esperen una novela de detectives habitual y descolocará también a los aficionados más tradicionales de Allende. Como un primer intento resulta interesante y la propia autora no descarta más adelante volver al género, eso sí, tras su próximo proyecto que volverá a ser una novela de personajes.
El juego de Ripper