El Bad Sex Award, otorgado por la prestigiosa revista Literary Review, premia, por así decirlo, al peor tratamiento del sexo en literatura. Pero no penséis que una revista tan flemática e inglesa como esa se va a dedicar a fustigar a autores desconocidos o amateurs, no, sus listados de finalistas suelen estar compuestos de grandes autores cargados de importantes premios.
Este año, el que hace 20 en su trayectoria, ha encontrado frases incomparables en obras de, por ejemplo, Éric Reinhardt, quien en El Sistema Victoria escribe:
La cremallera de su falda restalló entre sus uñas como una lancha motora por un mar sin olas… mi erección creció al mismo ritmo bajo los calzoncillos
Todo un candidato, ¿eh? No olvidemos que Éric Reinhardt quedó finalista del Goncourt y el Renaudot con El Sistema Victoria. ¿Demasiado francés para el gusto inglés de la Literary Review? Quién sabe. Lo cierto es que no se casan con nadie y otros años ha ganado, por ejemplo, Tom Wolfe, Norman Mailer o John Updike.
En esta ocasión ha sido Manil Suri, finalista del Man Booker y del Faulkner, quien se ha llevado el gato al agua (o a la cama) con su novela The City of Devi. Sobre todo por párrafos como el siguiente:
Seguramente hubo supernovas que explotaron en aquel instante, en algún lugar, en alguna galaxia. El refugio desaparece y con él el mar y la arena -sólo el cuerpo de Karun, engarzado con el mío, permanece. Pasamos a toda velocidad, como superhéroes, dejando atrás soles y sistemas solares, buceamos entre bancos de quarks y núcleos atómicos. En celebración por nuestra cuarta estrella atravesada, los estadísticos de todo el mundo se regocijan.
Que no supera, por poco, uno de mis textos favoritos del candidato en otras entregas, Amos Oz:
En casi un instante, su deseo se eleva a un nivel donde la presión para alcanzar el clímax se para y da paso a una clase de conciencia física y sensorial, agradecida con su propia generosidad sexual, que le permite darle un estremecimiento tras otro, aplazando su propia autosatisfacción, sintiendo cómo podía darle más y más placer hasta que ella no pudiera soportar nada más. Y así, en completa autonegación -en todos los sentidos- con los dedos, ahora experimentados y hasta inspirados, comienza a dirigir su disfrute como un barco hacia su puerto de origen, al ancla más profunda, directo al corazón de su placer
Es una lástima que sea un premio que sólo se otorgue a obras publicadas en lengua inglesa (aunque incluye traducciones), sería interesante ver un premio así en castellano, ¿verdad? ¿Cuál sería vuestro candidato al Premio a Peor Sexo de Ficción? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.
El sistema Victoria