El Círculo es la continuación de la novela más conocida de Bernard Minier, Bajo el hielo, con la que consiguió hacerse con premios como el Prix Polar de Cognac o el Découverte y que ha sido traducida a más de diez idiomas, con unas muy buenas cifras de ventas. En El Círculo, Minier retoma la acción poco tiempo después de donde la abandona en Bajo el hielo, aunque esta novela se puede leer de forma independiente, si bien se recomienda la lectura de la primera parte.
En El Círculo volvemos a encontrarnos con el comandante Martin Servaz, de la brigada criminal de Tolouse, todavía obsesionado con la figura escalofriante de Julian Hirtmann, el asesino en serie de Bajo el hielo, mientras se le asigna un nuevo caso, el de una joven profesora asesinada en la pequeña ciudad universitaria de Marsac, donde, precisamente, su hija acaba de comenzar sus estudios.
Servaz recorre la ciudad de Marsac en una vuelta a su propio pasado, ya que él también pasó sus años de juventud allí, preparándose para ser escritor y no policía, reencontrándose con viejos amigos, enemigos y amores que creía olvidados y que vuelven con más fuerza que nunca. Minier aprovecha esta situación para hablarnos mucho más del propio Servaz, de su vida, de sus ilusiones perdidas… humaniza más al personaje, y nos permite acompañarle en su particular descenso a los infiernos. Además, el microcosmos universitario es un lugar lleno de secretos y misterios, donde nada es lo que parece y la implicación de un ambicioso político puede dar al traste con la resolución del caso.
Además, vuelve a aparecer la capitana Irene Ziegler, ahora relegada a un puesto menos importante que en Bajo el hielo, pero que, aunque determinante en la resolución del caso, no se prodiga demasiado en escena. Casi lo mismo que Hirtmann, una sombra que se deja adivinar durante todo el libro, pero que nunca sabes si está o no presente, haciendo compartir al lector la paranoia -justificada- de Servaz.
El Círculo es una buena novela de género polar, que se lee de forma rápida y con agrado. Quizá su único pecado puede ser la manía del autor de meter constantes referencias a la cultura popular -música, cine- que a veces parecen puestas con calzador. En cualquier caso, es un detalle menor que en nada desmerece la agilidad y la habilidad con la que Minier traza la intriga y planta los giros inesperados en la trama.
Bernard Minier