Es frecuente encontrar en Internet listas de consejos de autores famosos para aquellos que buscan mejorar en el arte de la escritura. Estas pequeñas joyas de sabiduría, algunas muy ocurrentes y otras más obvias y manidas, nos dicen mucho además del escritor de quien surjan. Pero esta vez hemos decidido ofreceros una lista de lo mejor de estas listas; es decir: una lista de grandes consejos de grandes autores. Esta lista no es solo para aquellos que escriben, sino que también son interesantes desde el punto de vista del lector; nos ayudan a entender mejor el proceso de creación de un texto y, por ende, el mismísimo texto.
1. Empezamos por Ernest Hemingway. Hemingway no escribió ningún tratado ni ensayo concreto sobre el arte de escribir, pero sí que opinó bastante al respecto en cartas, artículos y algún que otro pasaje en sus libros. Aconsejó mucho; pero sus apuntes más prácticos son, tal vez, los que se refieren a la brevedad (indispensable, según él) y qué hacer en los ratos en los que no estás sentado escribiendo: Lo mejor es parar de escribir cuando vayas bien, cuando sabes qué va a ocurrir a continuación. Si haces eso todos los días mientras escribes una novela, nunca te atascarás. Esta es la cosa más valiosa que puedo decirte, así que procura recordarla. Del mismo modo, decía que el escritor no debía pensar en su texto cuando no estaba escribiendo, de esta manera tu subconsciente trabajará en ella (la historia) todo el tiempo. Pero si piensas en ella o te preocupas por ella, la matarás, y tu cerebro se cansará incluso antes de que empieces a escribir.
2. Seguimos con F. Scott Fitzgerald. El autor de El gran Gatsby tenía mucho que decir acerca del oficio de las palabras, e insistía en la importancia de los verbos frente a los adjetivos. Decía en una carta que escribió a su hija en 1938 que toda la prosa de calidad se basa en los verbos, que cargan con el peso de las frases. Los verbos hacen que las frases se muevan. En un artículo de 1933 que publicó en el Saturday Evening Post, insistió en la importancia de ser objetivo con el texto de uno, de no apegarse demasiado a este y de recortar y eliminar sin misericordia. Para él era fundamental deshacerse de todo lo que no funcionara, aseguraba que aquí era donde realmente se veía si un escritor era profesional o no: Surgen ocasiones a menudo en las que dicha decisión es aún más difícil. Por ejemplo, en la última parte de una novela, donde nos resulta impensable eliminar toda la obra, pero donde debemos sacar a rastras, por los talones, gritando, a un personaje favorito, que en el proceso se lleva media docena de buenas escenas con él. Otro de sus consejos más conocidos es el siguiente: Deshazte de todos los signos de exclamación. Los signos de exclamación son como reírte de tu propio chiste.
En la siguiente entrega de esta lista, os ofreceremos más palabras sabias sobre el arte de la escritura de mano de aquellos que sabían lo que se hacían. Con todo, cuanto más investiga uno y más consejos busca, encuentra algo que se repite, una y otra vez, como un mantra: Escribe. Lee. Escribe. Lee. Escribe. Y entonces escribe un poco más. No hay nada más importante para aquel que quiere aprender de los grandes.
El gran Gatsby