Antes de empezar esta reseña, tengo que manifestar mi más profunda admiración por John Brunner. De todos los autores que surgieron alrededor de la New Wave, Brunner es posiblemente el que siento más cercano, no sólo por su calidad literaria y su voluntad de experimentación, sino también por su compromiso y su visión del futuro. Leer hoy en día obras como Todos sobre Zanzíbar o El rebaño ciego produce un cierto cosquilleo desagradable: Brunner proyectó una serie de futuros que, si bien no son nuestro presente, no se alejan demasiado de lo que podría llegar a ser nuestro futuro más inmediato. Quizá sea, junto con Ballard, uno de los autores cuya ficción ha sonado con más fuerza en mi cabeza durante los últimos años.
En El jinete de la onda del shock, Brunner critica, no sólo a la sociedad capitalista -me pregunto cómo habrían definido al autor americano hoy, ¿anarquista radical antisistema? Casi peor que en los 70- sino a la propia naturaleza humana, atraída por un sistema que da rienda suelta a lo peor de nosotros.
Brunner anticipa esa red de comunicaciones móvil que hoy tanto utilizamos, aunque a su manera, claro, en mitad de unos Estados Unidos polarizados por movimientos religiosos. La novela sigue a Nick Hafflinger, un genio fugitivo que ha logrado mantenerse al margen del sistema durante años… hasta que es atrapado. Su interrogatorio, sus vivencias, sus secretos, se vuelcan en la historia hasta darle forma. No es una lectura fácil, de hecho, Brunner experimenta con la narración, con el estilo, con el tiempo de la acción, formando un primer muro que puede provocar el rechazo del lector que no busca más que un rápido entretenimiento. Una vez superado este escollo, la novela va cogiendo forma y se convierte en una de las mejores obras de anticipación de los años 70, hoy más de actualidad que nunca.
En resumen, una excelente novela que requiere cierto trabajo por parte del lector, un pequeño esfuerzo que se verá recompensado con creces a medida que el libro avanza. Destacar la nueva traducción de Antonio Rivas para la edición de Gigamesh. Recomendable también leer El shock del futuro, obra de Alvin Toffler para redondear la experiencia.