De un lustro a esta parte, parece que el género de terror les ha ganado la partida a sus hermanitas venidas a menos, la fantasía y la ciencia ficción, por una serie de motivos que sería muy interesante discutir pero que me dejarían sin espacio para esta entrada. (No obstante, si ustedes gustan, pueden hablar de ello en los comentarios.) La proliferación de zombis y vampiros ha barrido de los escaparates a los jóvenes magos y las fieles espadas triunfadoras, aunque la proliferación de distopías con adolescentes implicados en variantes más o menos (generalmente, menos) originales de Los Juegos del Hambre hace prever un repunte de la ciencia ficción. Por todo ello podría parecer que ya se ha editado y se ha reeditado todito el material relacionado con los tópicos al uso de la literatura de terror.
Nada más lejos de la realidad. La sobresaturación de la oferta ha hecho que nos olvidemos de algunas novelas más que respetables que no se han reeditado ni aun a la estela de los crepúsculos y muertos andantes de rigor. Pongo solo cuatro ejemplos.
Por solera y antigüedad, lo justo sería comenzar con Más oscuro de lo que pensáis, de Jack Williamson, uno de los clasicazos de la Edad de Oro de la ciencia ficción (apareció nada menos que en 1940). Esta novela nos habla de los hombres lobo desde un punto de vista entre místico y mistérico, bastante alejado de la testosterona al uso con que se ha popularizado últimamente tan popular y peluda figura (pero ¡por favor!, si parece que todos son una banda de moteros traficantes de MDMA). ¿Que se ha quedado un poquito anticuada? Pues claro que sí, a quién vamos a engañar, pero que lleva sin reeditarse desde 1990 y ya va tocando que algún editor diligente la rescate, pues también.
Otra obra que no se reedita desde 1990, aunque ha visto alguna que otra reimpresión, es Frankenstein desencadenado, de Brian W. Aldiss (1973), que sirvió de base para una película de Roger Corman que era una auténtica ida de olla. Aldiss se apuntó una de sus novelas más extrañas (que ya es decir), un jalón más de su revisión de clichés del género fantástico británico victoriano (que lo llevaron a escribir monumentos como La otra isla del doctor Moreau o El árbol de saliva). En esta novela le mete mano a la relación entre Mary Shelley y su monstruo, con idas y venidas espaciotemporales y, en resumen, un escenario completamente alejado de la estética decimonónica que se le suele adjudicar al moderno Prometeo.
Puede que Un poco de tu sangre (1961) no sea la mejor novela de Theodore Sturgeon, el genial autor de dos de las novelas clave de la ciencia ficción, Los cristales soñadores y Más que humano, y probablemente uno de los mejores cuentistas que ha dado el siglo xx, sin distinción de género literario ni nacionalidad. No obstante, se trata de una novela sorprendente, elaborada en forma de sesiones entre un militar retirado del servicio y su psiquiatra. ¿Les suena a Entrevista con el vampiro? Pues sí, pero no. Para empezar, se adelanta en quince años a Anne Rice. Para seguir, la ambientación es contemporánea y en clave manifiestamente realista. Y, para terminar, la conclusión es de las que le revuelven las tripas incluso al lector menos timorato (no conviene leerla durante esos días). Todavía no se ha editado en español como novela independiente (apareció de tapadillo en una recopilación de relatos apadrinados por Alfred Hitchcock), y de verdad que merece la pena.
Dejo para el final la temática estrella del género de terror en los últimos años: los zombis. Para ello, nada mejor que hablar de Ojos verdes, de Lucius Shepard (1986), que editó la fenecida Júcar allá por 1989, con bastante éxito de crítica. Shepard venía a hacer con la temática zombi lo mismo que había hecho Richard Matheson con la vampírica en Soy leyenda: darle una explicación científica. A semejanza de Un poco de tu sangre, también ahonda en las sesiones clínicas entre sujeto experimental (Donnell) y terapeuta (Jocundra), aunque con una estética próxima a lo que ahora llamaríamos thriller científico. Dada la sobrexplotación que ha sufrido la temática zombi, no se entiende que no la haya reeditado algún editor con dos dedos de frente. Venga ya, pero si le da cien vueltas al ochenta por ciento de lo que se está publicando ahora mismo…