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Un libro al día, un propósito muy curioso de año nuevo

AutorGabriella Campbell el 8 de enero de 2013 en Divulgación

Un libro al día

En Lecturalia os hemos hablado de propósitos de año nuevo, en concreto de propósitos de año nuevo para lectores. También os hemos hablado de personas que leen muy deprisa (como Sarah Weinman, como podéis descubrir aquí), y del speed reading o lectura rápida. El caso de Jeff Ryan está relacionado con todos estos artículos y es, a su vez, del todo extraordinario.

Jeff es un escritor que se centra sobre todo en el mundo de los videojuegos (un ejemplo de ello es su obra Super Mario: How Nintendo Conquered America), pero también, como todo buen escritor, es un lector voraz. A finales de 2011 se propuso algo un tanto absurdo: leer un libro al día, todos los días, durante los 366 días del año 2012.

El primer día del nuevo año se dio cuenta de la magnitud de su meta, y creyó que no podría alcanzarla de ninguna de las maneras. Y es que este señor no es una persona desempleada, ociosa o con mucho tiempo extra, de hecho tiene un empleo a tiempo completo, está casado y es padre. Decidió probar una semana y, cuando vio que lo conseguía, otra más. Y así, hasta llegar a cumplir su objetivo, con 366 libros leídos, ni más ni menos. Eso sí, pronto se dio cuenta de que era inviable terminar un libro a diario. Se concentró en conseguir leer los 366 libros, aunque un día no terminase ninguna obra y otro día terminase tres. Así, en un día medio compaginaba varios libros diferentes, para no aburrirse y poder adelantar trabajo en los periodos en los que disponía de más tiempo libre.

Como os podréis imaginar, no todos los libros eran tochos de mil páginas. La novela corta ha sido su aliada en muchos de los momentos más complicados, al igual que los compendios de cómic, los libros infantiles y las antologías. También se percató de que no tenía siempre estómago para obras serias y espesas; asegura que devoró una buena cantidad de libros eróticos, de novelas rosas, biografías de cómicos famosos y novelas de zombis. Por otro lado, desde el principio tuvo claro que este propósito no podía influir en su vida habitual, es decir, no podía dejar de lado ninguna otra obligación (tareas del hogar, tiempo en familia, etc.) para dedicar ese tiempo a la lectura.

Curiosamente, su conclusión ha sido que en general no ha leído mucho más que de costumbre. Libros sí, por supuesto (y muchísimos audiolibros, para poder “leer” mientras iba en el coche y en otras situaciones similares), pero no lectura en general. Gran parte del tiempo que dedicaba a los libros se lo robaba a actividades que realizaba antes: leer en Internet sobre todo, ya fuera en blogs, redes sociales o webs informativas.

Podéis leer (en inglés) su artículo para Slate en el que narra toda la experiencia. Ha debido de ser una práctica muy positiva en general, porque este año ha decidido repetir. Su propósito para el 2013 es el mismo que el del año anterior. Eso sí, afirma que este año será más fácil, al fin y al cabo, el 2013 tiene un día menos.

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