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Cartas dignas de mención: Kurt Vonnegut

AutorGabriella Campbell el 21 de diciembre de 2012 en Divulgación

Kurt Vonnegut

Aunque el maestro Vonnegut no escribió ninguna autobiografía, encontramos retazos de su vida a lo largo de sus novelas y, sobre todo, en su correspondencia. Es en sus cartas donde aparece con mayor claridad el humor del escritor, a veces cálido, a veces sarcástico, pero siempre divertido.

Tal vez las epístolas más entretenidas son aquellas que hacen referencia a sus días como profesor en un taller de escritura creativa en Iowa. Una de sus estudiantes, Suzanne McConnell, compartió una de las numerosas cartas que recibió de su profesor, que tendía a escribirles largas notas a sus alumnos para encargarles sus tareas correspondientes. Más allá de los ejercicios que debían llevar a cabo como escritores, muchas de sus indicaciones entraban ya en el terreno de lo vital, de la emoción de ser lector, crítico y escritor:

As for your term papers, I should like them to be both cynical and religious. I want you to adore the Universe, to be easily delighted, but to be prompt as well with impatience with those artists who offend your own deep notions of what the Universe is or should be

(En cuanto a vuestras redacciones, quiero que sean a la vez cínicas y religiosas. Quiero que adoréis al Universo, que sea fácil maravillaros, pero que caigáis pronto en la impaciencia con aquellos artistas que ofenden a vuestras nociones más profundas de lo que el Universo debería ser)

También debemos mencionar aquella que le escribió a su amigo, el redactor y novelista Richard Gehman, que comenzaba a trabajar como profesor en el mismo taller donde había impartido clases el propio Vonnegut. Kurt le animaba a que olvidara su falta de currículo docente, ya que the University is perfectly used to barbarians (la universidad está acostumbrada a los bárbaros), y que se andara con ojo con las estudiantes (parece ser que Gehman ya arrastraba fama de seductor), ya que their parents are still watching! (¡sus padres todavía vigilan!). Podéis ver una imagen de la carta completa aquí; sin duda la parte más atractiva es aquella en la que habla de su antiguo jefe de departamento, del que afirma que if you listen very closely, (he) talks like a man with a paper asshole (si escuchas con cuidado, habla como si tuviera el ano de papel) y de quien le recomienda: forget him. Graduate assistants write his books for him. Burn this letter. (Olvídalo. Sus asistentes le escriben los libros. Quema esta carta).

Está claro que su carta más impactante es, no obstante, la que le envió a su familia, que ya lo daba por muerto, tras su experiencia en Dresde, a cuyo bombardeo consiguió sobrevivir de puro milagro. La epístola termina con un sucinto I’ve too damned much to say, the rest will have to wait, I can’t receive mail here so don’t write. (Tengo demasiado que contar, el resto tendrá que esperar. No puedo recibir cartas aquí así que no me escribáis). Tenía, efectivamente, tanto que contar, que lo convirtió en una de las novelas más importantes de nuestro tiempo: Matadero cinco.

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