Diálogo entre asesinos, de Daniel del Monte, es una novela de intriga que nos lleva por caminos poco explorados en la literatura de género. Erein, una de las editoriales más conocidas del País Vasco, muestra de nuevo su interés por la novela negra y criminal al publicar este título.
Sin duda, el punto fuerte sobre el que se basa Diálogo entre asesinos es su premisa básica, la que determina por completo la acción casi desde el primer momento. Os pongo en antecedentes: Un asesino serial dedicado al corte y despiece de jóvenes adolescentes elige, consciente o muy inconscientemente, a la hija de Ferrante, uno de los más peligrosos mafiosos de los Estados Unidos para su uso y disfrute personal. Sin embargo, pese a todo su poder en la sombra, Ferrante se ve impotente frente a un enemigo alejado de todo lo que conoce: no pide rescate, no le interesa mandarle un mensaje, no pertenece a ninguna facción enemiga… Pronto desespera, abandonado a confiar en el FBI para que encuentren al asesino antes de que acabe con la vida de su hija.
Pero Ferrante no piensa dejar que eso suceda. Recurriendo a sus contactos en la mafia contrata a uno de los mejores sicarios que el dinero puede pagar, un hombre especializado en encontrar y asesinar a los delatores que el gobierno americano pone en protección de testigos. Las matemáticas son claras, si es capaz de encontrar a uno de estos hombres, que cuentan con todo el estado federal a su lado, ¿cómo no va a encontrar a un loco que se rodea de cadáveres? De ese modo se hace con los servicios de Leonard, un tipo impasible, frío y muy reflexivo, todo un profesional del asesinato que ha hecho de la muerte un camino muy razonado.
A partir de esta idea, la de un asesino profesional persiguiendo a uno serial, del Monte construye la novela sin caer en el recurso fácil de presentar a Leonard como un antihéroe al uso, de esos malos por fuera pero con buen corazón. El asesino en serie está muy mal de la cabeza, pero el asesino profesional tampoco es un dechado de cordura y no presenta rasgos que le humanicen demasiado.
Daniel del Monte
Diálogo entre asesinos