Cuando vas a ser padre primerizo te resulta imposible no sucumbir a la tentación de prepararte psicológicamente para que, cuando llegue el momento, sepas qué hacer. Comprar la cunita, el carrito, la bañera, el cambiador y la habitación de la criatura. Acudir a las clases de preparto. Atosigar a las amistades con la última ecografía enedimensional, incluidas las cábalas acerca de a quién se parece el nonato… y, por supuesto, leer y documentarse.
En fin, todas esas cosas que tanta risa les dan a padres, suegros, amigos secundíparos (obsérvese que he leído sobre el tema) y demás personas que ya han pasado por este trance, y que te aconsejan que, dado que los niños vienen sin manual de instrucciones y, por lo tanto, ya aprenderás a ser padre sobre la marcha, lo mejor que deberías hacer con el tiempo empleado en esas lecturas es aprovechar para dormir, ahora que puedes. A lo que iba. Sí, durante el embarazo lees un montón. Por un lado, porque crees que va a ser ahora o nunca, que lo que no hayas leído durante estos nueve meses ya no lo podrás leer durante dos semanas, o cuatro meses, o, quién sabe, tal vez un par de añitos, dependiendo de tus circunstancias laborales y de cómo os vayáis a organizar. Y, por otro, porque tal vez sean ustedes de los que, como yo, no han cogido en brazos a ningún niño que no estuviera en edad de salir huyendo, y llegan a este momento digamos que un poquito verdes e inexpertos. Y ¿qué mejor manera de ir adquiriendo conocimientos que leer acerca de la materia?
Durante la etapa en que trabajé en Larousse descubrí el término parenting, que supongo que habría que traducir como crianza. En todo caso, en la jerga editorial lo deja en inglés, porque ya se entiende a qué nos referimos cuando hablamos de parenting. El caso es que hay libros de parenting para dar y tomar, y esta entrada y la siguiente podrían convertirse en un blog aparte si me diera por reseñarlos todos. Es un mundo fascinante, porque, además de los consejos útiles y de sentido común que cabe esperar en este tipo de libros, te encuentras con auténticas broncas entre las diversas escuelas y teorías sobre la crianza de niños. Es todo un espectáculo leer el fuego cruzado entre los defensores encarnizados de la crianza con apego y los que prefieren el biberón y las actividades extraescolares. O cómo echan chispas los foros cuando alguna madre pone en entredicho la conveniencia de gastarse dos sueldos en el último modelo de cochecitos polivalentes. Sí, amigos, el Bugaboo y el Bebé Car son primos hermanos de Optimus Prime.
No cabe duda de que al lector poco avisado, el que solo pasaba por allí y no quería otra cosa que leer algún libro que le aclarase las ideas con respecto a su futura paternidad, estas disputas ideológicas le pueden resultar un poco ajenas, pero en todo caso son enriquecedoras, porque le demuestran que hay muchas maneras de criar a un hijo, y que casi todas ellas tienen algún punto aprovechable. Si se sabe leer entre líneas, no puedes dejar de reírte con las cargas de profundidad que hace Todo lo que has de saber sobre el primer año de tu bebé, de Penelope Leach, contra los padres que se escaquean de sus obligaciones, o contra las madres sobreinformadas y sabelotodo.
Pero claro, a veces te encuentras con problemas un tanto engorrosos, como la falta de ediciones adaptadas a la realidad española. No me cabe duda de que Los primeros 18 meses de tu hijo, de Anne Yelland, contiene, como reza el subtítulo de la obra, la solución a todas tus dudas, pero ¿de verdad era necesario dejar los consejos prácticos en caso de mordedura de mapache? Porque a los padres tienen que hablarnos en nuestro idioma. Contarnos la película de una manera que podamos entender y, sobre todo, asimilar.
En ese aspecto, puede que a Cels Piñol le falte enjundia doctrinal (¡debe de ser el autor del único libro de parenting que no entra a analizar el espinoso asunto de la lactancia materna!), pero la suple de sobra con humor, frikismo y extrapolaciones de su experiencia como papá primerizo en Fantom Town. Nuevo manual para niños con padres raros. De acuerdo, no es el libro de parenting definitivo, pero sí es capaz de explicarle la paternidad a un friki enganchado al universo de Fanhunter, que los hay, y algunos ya están en edad de procrear.
Aunque, para frikada definitiva, Darth Vader and Son, de Jeffrey Brown, que no es un libro de parenting en el sentido estricto del término, pero nos ofrece el lado más paternal de un Anakin Skywalker empeñado en educar a su hijo Luke en los valores que él cree correctos. Cierto es que se tiene que llevar a su hijo al trabajo (como le sucedía a Dexter Morgan al principio de la quinta temporada), pero también podemos verlos en la intimidad familiar. Otro hermoso libro para padres frikis, inédito en castellano hasta donde tengo noticia, y que confirma que ahí tenemos un posible filón editorial.