Ready Player One es una novela que si bien viene acompañada del epíteto de «novela para geeks» tendría que ser clasificada como novela de ciencia ficción para mayores de treinta años. Un geek de veinte años asistirá ojiplático a la avalancha pop que Ernest Cline despliega en este libro y que está sacado directamente de su adolescencia.
Ready Player One es ciencia ficción, eso está claro. Nos sitúa en 2044, en medio de una recesión más dura que la actual -o quizás la simple continuación de esta- donde la única ventana de escape que la gente puede disfrutar consiste en un sistema de realidad virtual llamado Oasis. Todo el mundo está en Oasis porque es su acceso es gratuito y porque abarca allá donde la imaginación humana llega. Digamos que Oasis es un Second Life de alta definición que ha logrado la aceptación mundial gracias al buen gusto de su creador y a su defensa de las corporaciones que dominan el mundo.
Pues bien, tras varios años de Oasis su creador, James Halliday, muere y deja su fortuna, de 240.000.000.000 dólares, a aquel jugador de Oasis que encuentre un huevo de pascua que ha dejado en su interior. Tras unos primeros años de búsqueda frenética, sólo unos cuantos convencidos siguen buscando ese huevo de pascua, para lo cual se convierten en auténticos expertos sobre Halliday y su mundo, en concreto los años 80 y 90, la cultura pop, los videojuegos, el cine, la música… Pero, de todas formas, nadie llega a solucionar ni siquiera la primera pista que Halliday había dejado… hasta que un joven llamado Wade Watts da con la clave. A partir de ahí se revoluciona el mundo de Oasis y empieza una carrera tanto en el mundo virtual como el real de lo más entretenida.
Ready Player One es una novela descendiente directa de Snow Crash, de Neal Stephenson, y que bordea la literatura juvenil si no fuera porque no hay jóvenes que puedan disfrutar del inmenso despliegue de referencias que hace Cline sobre máquinas recreativas y películas ochenteras. De hecho quizá es el libro para aquellos geeks cuyos hijos comienzan ahora la adolescencia.
En resumen, un libro de aventuras divertido, rápido, lleno de referencias que descubres con agrado y totalmente recomendable. Eso sí, la traducción flojea en algunos detalles frikis que los más puristas (es decir, el público objetivo de este libro) notarán inmediatamente. El atracón pop ha superado en esta ocasión al traductor pese a su excelente trabajo en el conjunto del libro.