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Licencia para leer

AutorAlfredo Álamo el 27 de octubre de 2012 en Opinión

Ebooks - DRM

En Lecturalia siempre hemos apostado por el libro digital, esto no es una novedad. Aunque nos encanta el mundo del libro tradicional, su componente sentimental nunca será superado por los readers, el mundo de posibilidades que nos brinda el ebook es demasiado grande como para no ilusionarse con él.

Sin embargo, hay obstáculos gigantescos en el desarrollo de los libros electrónicos cuya desaparición se ve cada vez más difícil. Me refiero, claro, al espinoso tema del DRM y de las licencias de uso. Para los que no frecuenten mucho este blog, explicarles que el DRM es un sistema de control que implantan las editoriales en sus ebooks para controlar, por ejemplo, en cuántos ereaders se lee, en qué modelo y también para prevenir su copia, difusión y cambio de formato.

Gracias a ese DRM se mantienen las licencias de uso de los ebooks. Sí, licencias de uso. Una de las grandes mentiras de la industria mayoritaria del ebook es que uno es propietario de los libros electrónicos que compra, y esto no es así, al menos no de la manera en que uno lo es de los libros físicos. Existen una serie de condiciones que lastran la propiedad de los ebooks una vez son comprados, hasta tal punto que en sistemas tan cerrados como el de Amazon es posible que, sin mediar muchas explicaciones, te levantes una mañana para encontrarte que han cancelado tu cuenta y no puedes acceder a ninguno de los libros que hubieras comprado con anterioridad.

Esto le pasó a una ciudadana noruega hace pocos días, y el revuelo que se ha montado a nivel internacional ha sido tan grande que han acabado por devolverle la cuenta y los libros. La verdad es que no es la primera, ni la segunda, ocasión en la que Amazon muestra su músculo a la hora de modificar o borrar los contenidos almacenados en un Kindle.

Hoy en día casi dan ganas de aconsejar a los usuarios que le quiten el DRM a los archivos que se compran y que siempre guarden una copia en el disco duro del ordenador, sin fiarse de la «nube» en la que, por lo visto, nadie tiene muy claro quién posee qué o quién puede sacar la goma de borrar para dejarte sin libros. Pero claro, esto sería incumplir la licencia que se acepta al comprar los ebooks. ¿Hasta cuándo seguirá esta locura del DRM y de tratar poner puertas al campo? La industria de la música lo captó hace un par de años, pero parece que las grandes editoriales se manejan a ritmo lento. Luego, como siempre, los problemas en las ventas serán culpa de la piratería. Como si lo viera.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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