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Las reglas de la lectura (en 1937)

AutorGabriella Campbell el 20 de octubre de 2012 en Divulgación

1937

Una vez más, volvemos la vista atrás para comparar lo que se decía antaño de los libros, de la lectura, con los valores y opiniones que solemos compartir en nuestros días. En este caso lo hacemos gracias a Christian Sheehy, que encontró una lista de reglas para la lectura que pertenecían a la biblioteca donde trabaja, y que están fechadas en 1937. Aquí las tenéis: las indicaciones que sigue el lector ideal, según la dirección de esta biblioteca hace más de setenta años (podéis ver la imagen de la que hemos extraído el texto aquí):

  • -Read with a definite purpose, a problem, in mind: Lee con un propósito concreto, un problema, en mente.
  • -Grasps the author’s point of view and central theme: Identifica el punto de vista del autor y el tema central.
  • -Lays hold of the order and arrangement of the author’: Aquí parece que falta alguna palabra al final, pero tal y como está podría entenderse como: Aprehende el orden y la disposición del texto.
  • -Pauses occasionally for summarizing and repeating: Se para de vez en cuando a resumir y repetirse lo leído.
  • -Constantly asks questions of his reading: Se hace preguntas sobre lo que ha leído, de manera constante.
  • -Evaluates the worth of what he reads: Realiza una valoración de lo que lee.
  • -Varies the rate of his progress through the reading: Varía el ritmo de su lectura.
  • -Ties up what he reads with problems of his own: Asocia lo que lee con sus propios problemas.

Algunos de estos consejos se nos quedan, tal vez, obsoletos. La primera indicación es algo equívoca, y parecería contraria a la recomendación más actual de intentar comenzar a leer un libro sin prejuicios ni ideas preconcebidas. Tampoco queda muy claro a qué se refieren con variar el ritmo de la lectura, ya que aunque es cierto que muchos lectores modificarán su ritmo de lectura debido a factores externos (tiempo, entorno, etc.), no tiene por qué ser algo obligatorio ni recomendable. El último consejo va mucho más allá de lo que podría parecer: habla de empatía, esa cualidad fundamental en cualquier lector; la capacidad para sentir lo que sienten los personajes, de experimentar todo tipo de emociones gracias al texto. Por otro lado, los demás puntos insisten en fundamentos de análisis que hoy en día permanecen vigentes incluso en el análisis literario más básico: entender la intencionalidad del autor y comprender la estructura utilizada, es decir, obtener una visión técnica básica del libro (en el sentido tradicional, sin tener en cuenta aspectos externos como el contexto histórico-sociológico). Queda también patente la necesidad de una involucración activa con el texto: el lector debe trabajar sobre el libro, debe preguntarse sobre lo que ha leído para dejar constancia de que lo ha aprovechado, y debe emitir juicios de valor que ayuden a formar su capacidad crítica y que le proporcionarán nuevas herramientas a la hora de escoger una nueva lectura, de enfrentarse a un nuevo texto.

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