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Aún más razones para leer

AutorGabriella Campbell el 8 de octubre de 2012 en Divulgación

Lectura profunda

En Lecturalia os insistimos siempre en la importancia de la lectura. Está claro que tenemos razones de sobra para hacerlo, después de todo somos una web dedicada precisamente al placer de leer y al mundo de los libros. Pero también os hemos hablado de cómo la ciencia descubre, de manera constante, que el acto de leer es un proceso sorprendente que no hace más que proporcionarnos grandes beneficios. El último avance en este sentido ha ocurrido (y está ocurriendo) en la universidad estadounidense de Stanford, donde un grupo de profesionales interdisciplinares se ha dedicado a estudiar la reacción de nuestro cerebro cuando realiza dos tipos de lectura muy diferentes: la lectura apresurada y superficial y lo que los académicos anglosajones denominan close reading, un tipo de lectura concienzuda y profunda que presta atención a la técnica, al fondo y a la forma.

Aunque el estudio en cuestión comenzó como un análisis del fenómeno de la distracción, pronto se concentró en los diferentes tipos de lectura al ver los resultados tan llamativos que ofrecían las IRM (imágenes de resonancia magnética) al medir la actividad del cerebro cuando los participantes leían de diferentes modos. Se eligió como sujetos de prueba a estudiantes avanzados de literatura, por su capacidad para cambiar con facilidad de un tipo de lectura a otro, y porque tenían los conocimientos ideales para realizar lecturas complejas. Al realizar este tipo de lectura profunda, se registró una actividad cerebral de lo más interesante, que iba mucho más allá del uso de los circuitos de acción y placer que esperaban encontrar. Ambas formas de enfrentarse a un texto producían reacciones muy distintas que afectaban a partes distintas del cerebro, pero ambas exigían una coordinación cognitiva de diferentes procesos y áreas del cerebro que lo hacían trabajar de una manera espectacular, sobre todo, claro, en el caso de la lectura compleja. Todavía están en una fase temprana del estudio, pero parece que la enseñanza de lectura crítica y analítica podría mejorar de manera importante las capacidades de concentración de un individuo y crear procesos nuevos de pensamiento que de otro modo serían inconcebibles. Está claro que los beneficios de este tipo de lectura compleja podrían utilizarse para todo tipo de aplicaciones, lo que podría transformar de manera significativa el campo de las Humanidades. No hay duda de que el cruce interdisciplinar entre las ciencias del lenguaje y lo neurológico aporta una visión mucho más completa de algo que se considera con frecuencia un campo de conocimiento menor: la literatura.

En conclusión, nadie duda de que una lectura superficial y sencilla es provechosa en muchos sentidos, pero el tipo de actividad mental que se desarrolla con una lectura atenta y trabajada va mucho más allá, lo que podría otorgarle un valor añadido muy importante a los estudios de crítica y teoría literaria, por no hablar de aquellos textos que exigen una atención y esmero especial, como es el caso de la prosa densa y elaborada o de la buena poesía, por ejemplo. Acuérdate de incluir algo complicado y trabajoso de vez en cuando en tu régimen de libros y trabaja sobre ello: tu cerebro te lo agradecerá de maneras que ninguna otra actividad puede proporcionarte.

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