Sin duda, cuando hablamos de si los libros tal y como los conocemos ahora sobrevivirán a la evolución del libro electrónico, hay que decir bien alto que si son como la edición de La flor roja no tendrán problema alguno en seguir vendiéndose. La gente de Nevsky Prospects practica un tipo de edición personal -del que ya hemos hablado en otras ocasiones- que hace, sencillamente, que sus libros destaquen.
Otros pueden pensar que editar libros como La flor roja es un suicidio económico, y puede que tengan razón. Después de todo, el texto de Garshín es un cuento no demasiado largo al que acompañan unas excelentes ilustraciones de Sara Morante. Un pequeño volumen en el que se juega con el blanco, el negro y el rojo para crear una pequeña joyita editorial, dejando a un lado lo arriesgado también de la historia elegida.
Y es que Vsévolod Garshín no es exactamente un autor superventas, por decirlo de alguna manera. Muerto en 1888 tras luchar en la guerra ruso-turca de 1876 y pasar por varios manicomios, su obra se quedó en unos pocos relatos. Su intensidad, sin embargo, le llevó a estar considerado entre los grandes de la literatura rusa del XIX. De cualquier forma, un autor poco o nada conocido en España hasta que Contraseña publicara en 2010 una antología con varios de sus relatos.
La flor roja es la historia de una obsesión, de la búsqueda de un sentido, un significado, a una vida que se escapa por los bordes del precipicio de la locura. Un discurso interior que nos muestra desde la más absoluta desesperación hasta la catarsis, verdadera o falsa, que todos soñamos con encontrar algún día para demostrar nuestra valía en un mundo lleno de hastío y monotonía. Poco más se puede decir de este cuento sin entrar en unos espinosos avances que tampoco hacen falta.
En resumen, La flor roja es un libro exquisito con una historia que mezcla a partes iguales sacrificio y locura. Un placer para pasar las páginas y deleitarse con la prosa de Garshín, lamentando su temprana desaparición, y agradeciendo que nos hayan podido brindar esta pequeña muestra tan significativa.
Vsévolod Garshin
La flor roja