Con el verano llegan para muchos las vacaciones, el calor, la playa y las largas tardes de ocio. Lejos de las listas de lectura obligada y de las interminables horas de colegio e instituto, es el mejor momento para los más jóvenes que quieren disfrutar de una buena lectura. Pero ¿qué libros escoger de entre una oferta tan variada? ¿Cuáles son las mejores lecturas para disfrutar durante estas vacaciones? He querido preguntárselo a los que más saben de esto: a los escritores de literatura juvenil y a los propios lectores adolescentes.
En lo que respecta a los lectores, en cuanto comencé a preguntar a conocidos personales y virtuales, surgió un aluvión de opciones, algunos defendidos con verdadera pasión. Lo sorprendente fue que algunas de estas recomendaciones venían de la mano no solo de menores de 18 años, sino de adultos, ya fueran padres o no, quienes afirmaban ser muy aficionados a algunas obras de literatura juvenil, lo que demuestra que este género se está volviendo cada vez más complejo y atractivo. Enseguida obtuve respuesta de personas de mi entorno, de las redes sociales e incluso de foros especializados. La avalancha de títulos fue tal que he intentado ceñirme a los que parecían repetirse, los que gozaban de mayor aceptación.
Hemos recibido respuesta tanto de jóvenes (de entre 12 y 18 años de edad) como de sus padres, quienes nos comentaban qué obras andaban leyendo o querían leer sus hijos. La dueña indiscutible del sondeo popular ha sido Laura Gallego, que sigue arrasando con Memorias de Idhún (dándose el curioso caso de hermanos y hermanas mayores que les habían pasado estos libros a sus hermanos más pequeños, con lo que la obra se convertía en un objeto de herencia, del mismo modo que ha ocurrido con grandes sagas como Harry Potter de J. K. Rowling). Y luego están los clásicos que pasan de padres a hijos, como La historia interminable o Momo, ambas de Michael Ende, El Hobbit y El señor de los anillos de Tolkien, o los libros de Roald Dahl que, si bien están enfocados a un público infantil, hacen gala de una malicia y surrealismo que atraen a lectores de todos las edades. También hubo quien abogaba por la obra de Philip Pullman y las sagas de la Dragonlance, que aún a día de hoy mantienen una gran popularidad.
Sería muy inocente pensar que los jóvenes solo leen libros estrictamente dirigidos al público juvenil, y por ello nos encontramos con recomendaciones que ya entran en el terreno adulto pero que siguen en el terreno de lo fantástico: Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin; El nombre del viento y El temor de un hombre sabio, de Patrick Rothfuss; y todas las obras de la saga del Mundodisco de Terry Pratchett (Pratchett de hecho tiene libros específicamente juveniles, pero parece ser que los libros del Mundodisco dirigidos al público adulto son los que más gustan a todos sus lectores). Fuera del género fantástico, triunfa Federico Moccia con sus obras románticas y algún que otro título propio del realismo mágico como Como agua para chocolate de Laura Esquivel.
Por lo demás, y dentro de los libros dirigidos al público adolescente en general, surgen títulos de la popular Cornelia Funke; la Trilogía (ya de cuatro libros) de Bartimeo, de Jonathan Stroud; Despierta, de Beth Revis; Night School de C. J. Daugherty y la siempre presente Crepúsculo de Stephenie Meyer. En cuanto a producción nacional, destacan la ya mencionada Laura Gallego, José Antonio Cotrina con su Ciclo de la luna roja, El ejército negro de Santiago García-Clairac, Flores de sombra de Sofía Rhei, y varios títulos de escritores como Javier Ruescas, Víctor Conde o Susana Vallejo. Así que he recurrido precisamente a estos escritores nacionales para preguntarles a ellos qué libros recomendarían para el público al que se dirigen sus propias obras. En la segunda parte del artículo conoceréis sus respuestas.