El universo de Fred Vargas es difuso, peculiar y lleno de coincidencias imposibles, sus personajes presentan cualidades que los hacen únicos y, por si fuera poco, ha logrado conectar sus historias de tal modo que esa Francia, a caballo entre lo surreal y lo criminal, sea perfectamente reconocible en cualquiera de sus novelas.
Podríamos decir que la obra de Vargas camina por dos vías, por un lado tenemos al Comisario Adamsberg y su cada vez más pronunciada deriva a convertirse en un ser mitológico dentro de las leyendas francesas, y por otro a los conocidos como Los tres evangelistas, el trío de historiadores más curioso de la novela contemporánea y que vienen acompañados, en ocasiones, del expolicía Vandoosler el Viejo, y del antiguo investigador de interior, Louis Kehlweiler (y su sapo, Bufón). A diferencia de otros autores, el mundo de Vargas es común y en ocasiones llega a mezclarse, con pequeñas apariciones de personajes en una y otra serie.
Más allá a la derecha pertenece a la serie de Los tres evangelistas aunque el protagonismo del libro se lo lleva Louis Kehlweiler y su sapo, con la ayuda de Marc Vandoosler, medievalista, y Mathias, prehistoriador, cazarrecolector y fuerza de la naturaleza en sus ratos libres. Vargas nos lleva de la mano a través de la obsesión de Kehlweiler y su, en apariencia, búsqueda sin sentido de asesinatos por toda Francia. En esta ocasión, la historia nace de un hueso encontrado en un excremento de perro en una valla en París y acaba en uno de los pueblos más septentrionales de Francia en la Bretaña. A lo largo de la historia nos encontraremos con las habituales piruetas narrativas de Vargas en las que o bien te dejas llevar o te encuentras fuera de la trama a las primeras de cambio.
Más allá a la derecha no es de las mejores obras de Vargas, quizá abusa demasiado de esas trampas tan suyas, pero se lee con facilidad y resulta muy entretenida. Los aficionados al Comisario Adamsberg la encontrarán floja y los seguidores de Los tres evangelistas echarán de menos a varios personajes. En resumen, interesante, pero no fundamental. Para pasar un buen rato.
Fred Vargas
Más allá, a la derecha