El día 16 de mayo se celebró en el Reino Unido el día nacional del flash fiction, es decir, un día dedicado a la microficción. Hemos aprovechado para reunir algunos consejos de auténticos profesionales de la narrativa brevísima para escribir microrrelatos. Podéis practicar, por ejemplo, en Twitter, ya que su estricto formato de 140 caracteres es ideal para crear mininarraciones. Os ofrecemos consejos recopilados de diferentes profesionales de este género narrativo:
-David Gaffney, escritor y redactor de The Guardian, recomienda empezar in media res, ya que la limitación de espacio no te va a permitir crear personajes y entornos poco a poco. Podéis ver el resto de sus consejos en el artículo correspondiente.
-El periodista Gustavo Aldolfo Ordoño también ofrece una recopilación de mandamientos para la ficción hiperbreve, como por ejemplo limitar al mínimo el número de personajes y escenarios ().
-El autor de microrrelatos Orlando Romano insiste en la importancia de leer a los grandes del género: “Debes leer, de rodillas, a Ana María Shua, Raúl Brasca, Luisa Valenzuela, Julio Torri, Juan José Arreola, Gabriel Jiménez Emán, Marco Denevi, Pía Barros, Rafael Pérez Estrada, Ramón Gómez de la Serna, Enrique Anderson Imbert, Virginia Vidal, Luis Mateo Díez y Augusto Monterroso”.
-La web Sinjania ilustra algunos consejos técnicos con ejemplos, de entre los cuales podemos destacar el uso de la contraposición de planos, una antítesis de entornos para crear un contraste significativo.
–Escuela de escritores y Cadena Ser construyeron, con motivo del concurso de microrrelatos Relatos en cadena, un decálogo de escritura de microficción. La norma más llamativa, sin duda, es la que dice “Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.”
Todos los escritores y profesionales del microcuento suelen coincidir además en la importancia de la precisión, en usar la palabra perfecta y eliminar todo aquello que sea superficial y accesorio. Pero al final, uno de los puntos más importantes es recordar que en un espacio tan breve no hay sitio para elaborar, ni apenas ocasión para desarrollar poco a poco una empatía, una intimidad con el lector. Así que la función emocional del microrrelato debe intensificarse, concentrándose en pocas palabras el trabajo de un texto largo. Como dice el escritor Santiago Eximeno, “haz al lector cómplice de tu ficción mínima, permítele que sea él el que narre en su mente las necesarias elipsis en el texto.” Junto a esta técnica, que se alcanza con la práctica y con mucha imaginación, buscaremos la respuesta emotiva de nuestro destinatario: “el lector debe sentir emociones cuando lea el relato. Ya sea nostalgia, miedo, rabia, etc.”. En definitiva, todo lo que buscamos obtener con cualquier texto literario, pero condensado en apenas un par de párrafos (o menos).
Ana María Shua
Augusto Monterroso
Juan José Arreola
Marco Denevi
Ramón Gómez de la Serna