Partamos de la base de que Vogue no es una revista que destaque por sus contenidos literarios. Por sus relucientes páginas han paseado algunos de los mejores diseñadores, modelos y fotógrafos del mundo pero, aunque ha habido alguna pluma notable invitada, la calidad de sus textos no es su mayor baza. Por esto, cuando Jezebel.com, el influyente sitio web estadounidense enfocado a mujeres, criticó con dureza uno de sus artículos, llamándolo “el peor artículo de la historia de Vogue”, uno no puede sentir más que curiosidad por saber de qué trataba dicho texto, sobre todo teniendo en cuenta que la propia Jezebel.com es poco más que un sitio de cotilleo y artículos de opinión.
El artículo de Vogue, titulado Weight Watchers y escrito por Dara-Lynn Weiss, una de estas personas que uno nunca sabe realmente por qué son famosas (parece ser que por ir a muchas fiestas en Manhattan), se centra en los meses de pesadilla por los que pasó Weiss intentando que su hija, la pequeña Bea, perdiera peso. Después de que el pediatra diagnosticara a Bea, de siete años, de obesidad, Dara-Lynn recurrió a la dieta de la Dra. Dolgoff, llamada Red Light, Green Light, Eat Right (Luz roja, luz verde, come bien), para ayudar a su hija a perder peso. La dieta en cuestión, enfocada a niños con problemas graves de peso, es bastante razonable, ya que insiste en la necesidad de comer sano, realizar ejercicio y ayudar a los niños a que tomen ellos mismos las decisiones sobre qué comer, para que adquieran hábitos saludables para el resto de su vida. Sin embargo, parece que Dara-Lynn se olvidó de la parte de “tomar ellos mismos las decisiones”, y describe en su artículo cómo humilló en varias ocasiones a su hija, montando escenas cada vez que alguien le ofrecía un dulce, o cómo en un Starbucks le gritó a un empleado por no saber cuántas calorías contenía una bebida (tras lo cual tiró dicha bebida a la basura). Dara-Lynn reconoce que podría estar proyectando sus propias experiencias con las dietas, y sus problemas con el control de peso, en la dieta de su hija, y celebra, en el artículo, cómo su hija por fin ha perdido el peso necesario. Como recompensa, la llevó de compras para adquirir unos bonitos vestidos nuevos, y Vogue les hizo una sesión de fotos.
Por desgracia, el artículo no está disponible online, así que la mayoría de opiniones se basan en extractos publicados en Jezebel. Es complicado comprender así el contexto de Weiss, pero no hay duda de que el tema ha levantado ampollas por todo el mundo, y no queda claro si la neurosis de Weiss responde a una preocupación real por la salud de su hija, o si se trata de un miedo irracional a que su niña sea “gorda”, el mismo miedo que la ha perseguido a ella misma durante toda su vida. Sea como sea, Random House ya le ha ofrecido publicar un libro sobre el tema en su sello Ballantine, lo que promueve la idea de que obsesionarte sobre lo que come tu hija es algo que merece promoción y aplauso y, más aun, que lo que pueda esto afectar a tu niña, al exponer ante la opinión pública algo tan irrelevante como su peso, te importa menos que ver tu propia imagen, sonriente, en una solapa.