Aunque todas las historias del escritor británico Roald Dahl tratan temas muy atractivos para los lectores jóvenes, Matilda es sin duda una de sus obras maestras. Como otros personajes de Dahl, Matilda es una niña que vive en un mundo injusto, donde los adultos se comportan de manera abusiva y egoísta. Más aun, los propios padres de Matilda forman parte de ese elenco de “mayores” desconsiderados y arrogantes, del mismo modo que los tíos de Harry Potter o la madrastra de Cenicienta. Matilda encuentra el amor y la comprensión en un hogar que no es el suyo, de la mano de alguien que no comparte su material genético, y de paso consigue ejercer una venganza más que justa sobre aquellos que la aterrorizan a ella y a los demás niños de su edad. Haciendo uso de su habitual talento para lo siniestro y lo absurdo, Dahl crea un escenario que es del todo surrealista pero que, paradójicamente, permite una identificación con la protagonista, del mismo modo que ocurre en otras de sus obras como Las brujas o James y el melocotón gigante. El impacto en la imaginación del lector, aparte de su tremendo éxito como producto comercial, hace que los libros de Dahl sean perfectos para la adaptación cinematográfica, para la creación de dibujos animados o incluso para la puesta en escena.
Desde 2011, existe un musical de Matilda. Como ocurre con la mayoría de los musicales, su objetivo último es llegar a Broadway, y eso mismo ha conseguido. Esta versión de la Royal Shakespeare Company, una compañía teatral con base en Stratford-upon-Avon (lugar de nacimiento del propio Shakespeare, y donde arrancó la obra), gozó de gran éxito desde su estreno, y rápidamente pasó a representarse en el West End londinense. Hoy día es allí, en Londres, donde puede uno acudir a disfrutar de la representación, pero parece ser que se creará una versión estadounidense destinada para Nueva York, programada para principios del 2013, para representarse en el mítico Broadway. La adaptación corre a cargo del dramaturgo Dennis Kelly, con música y letras del australiano Tim Michin; el director es Matthew Warchus, que ya se llevó un par de Tonys (los premios británicos más importantes de su sector) por producciones como God of Carnage, y que es también conocido por su adaptación para el escenario de la película Ghost.
Aunque Matilda apareció en 1988, y se asocia sobre todo a las ilustraciones tan particulares de Quentin Blake, el poder de su mensaje (la rebelión contra la injusticia, la defensa de los más débiles y el poder de la inteligencia frente a la fuerza bruta) trasciende épocas y modas. En algún momento, todos hemos querido ser como Matilda: con capacidad para ayudar a los que queremos y protegerlos a ellos y a nosotros mismos de los abusones y de los poderosos. Que haya tantas adaptaciones y variaciones de esta obra no hace más que demostrar que se trata de una historia para todas las edades, todos los públicos y todos los formatos.
Roald Dahl
Matilda