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Fan Fiction. Sobre cómo tus lectores tienen la mente sucia

AutorGabriella Campbell el 9 de marzo de 2012 en Divulgación

Fan Fiction

Hay pocos escritores que no deseen, en su fuero interno, la fama y gloria que podría acompañar al éxito de un superventas. No se trata sólo de dinero, al fin y al cabo el ego del escritor es un ente delicado y hambriento, y la inseguridad que suele acompañar a la producción literaria necesita de la aprobación de lectores y críticos para permitir al autor dejar atrás a la temida página en blanco, entre tantos otros miedos. Pocas cosas tan hermosas puede haber para un artista que recibir mensajes de apoyo y agradecimiento de sus espectadores, lectores o clientes.

Se dice que la imitación es una de las formas más comunes de admiración. En cierta forma, el fan fiction, la ficción de fans, es una imitación, ya que toma personajes, situaciones y otras características de una obra original para integrarlos en un texto de elaboración ajena. Por otro lado, intenta compensar ciertas ausencias que el lector advierte en el texto, ofreciendo escenas que no aparecen en el libro original pero que al lector le habría gustado encontrarse. Aquí, por supuesto, abunda lo sexual (sobre todo en ficción inspirada por obras de géneros poco dados a lo explícito en este terreno), y es aquí precisamente donde muchos autores se sienten incómodos al descubrir todo tipo de actos innombrables asociados a sus personajes. En cierto sentido, debe de ser como contemplar una escena de sexo entre miembros de tu propia familia, personas con las que has convivido y conocido durante años, personas a las que tú has creado y cuya imagen ahora se ve distorsionada por los receptores de tu obra. Es comprensible que algunos autores se sientan ofendidos por este tipo de ficción; más allá de cuestiones de copyright y derechos de autor se trata de una cuestión, para muchos, de moralidad. Esto explica la postura firme de escritores como George R.R. Martin o Anne Rice, que han expresado de manera pública su desaprobación de cualquier tipo de ficción de aficionados basada en sus textos, o los límites legales que establece Lucasfilm sobre qué se permite en el fan fiction basado en sus productos y qué no. Otros, sin embargo, como J. K. Rowling, entienden este fenómeno como parte del proceso de lectura o como un halago tremendo, y llegan a enlazar en sus webs oficiales a las páginas que publican este tipo de ficción.

Más allá de lo producido en bitácoras personales y páginas web individuales, pueden encontrarse numerosas webs dedicadas exclusivamente a publicar fan fiction. De este modo entra el escritor “fan” en contacto con otros lectores “fans” que comparten sus inquietudes e incluso pueden proporcionarle el mismo tipo de cálida admiración que busca cualquier autor en ciernes. Los géneros en los que se mueven estos textos son muy variados, y su comunidad de escritores tiene un vocabulario propio muy conciso para definir la temática, el formato o incluso la relación entre los personajes (uno de los más populares es el slash, que se centra en relaciones homosexuales entre personajes masculinos). Uno se pregunta qué puede sentir un autor al descubrir un texto que describe a dos de sus personajes en una escena pornográfica. Por otro lado, este tipo de textos sólo surge ante obras que han creado el suficiente impacto en su público como para que este necesite complementar con creaciones propias el texto original. Dicho de otra manera: tener un fanfic de tu libro es sinónimo de haber triunfado.

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