National Geographic es una de esas marcas que sobrevive a los cambios, a las inclemencias económicas y culturales, al olvido y a la pérdida de calidad. Sinónimo de viaje, de excelente fotografía y texto, de descubrimiento, siempre ha marcado tendencia en el mundo del periodismo y del reportaje gráfico, tanto que puede permitirse, de vez en cuando, la intrusión en campos ajenos a su cobertura habitual, tales como el mundo de la gastronomía, del ocio o de la propia literatura. En la edición de septiembre de 2011, en su revista de viaje National Geographic Traveler, mencionan diez ciudades como las más “literarias”, o más recomendadas para los aficionados a la lectura en general.
Los afortunados han sido Edimburgo, Dublín, Londres, París, San Petersburgo, Estocolmo, Portland, Washington D.C., Melbourne y Santiago de Chile. De Edimburgo, Escocia, los redactores destacan su inspirador ambiente, que ha alimentado a las musas de escritores de todos los tiempos, desde el poeta del XVIII Robert Burns hasta los contemporáneos Ian Rankin e Irvine Welsh, que gozan de visitas guiadas en las que se incluyen unos cuantos pubs tradicionales y varias excursiones a pie por la ciudad (además de la siempre recomendada visita al Writer’s Museum dedicado a Burns, Walter Scott y Robert Louis Stevenson). En Dublín también se recomienda una ruta de pubs para disfrutar de una buena Guinness mientras los actores-guía nos hablan de Joyce o de Yeats, y una visita pausada al Trinity College para ver el famoso manuscrito miniado llamado Libro de Kells. Londres presenta otra opción repleta de eventos y excursiones, entre los cuales tampoco pueden faltar, de nuevo, las visitas a pubs con múltiples referencias a Shakespeare y a Dickens. Los fans de James Bond pueden hacer una excursión alcohólica un tanto más refinada, pasando por el Dukes Bar cuyos martinis inspiraron a Ian Fleming.
En París abundan los cafés famosos por haber abrigado a escritores procedentes de todo el mundo, y las casas-museo dedicadas a escritores como Víctor Hugo o Balzac. De San Petersburgo la National Geographic recomienda seguir la ruta de Crimen y castigo, además de la residencia de su autor, el célebre Dostoievski; de Estocolmo, Suecia, destacan la relevancia del Premio Nobel y todos los eventos y comercios asociados, además de la estatua dedicada a Astrid Lindgren (creadora de la entrañable Pippi Calzaslargas) y la gira por la ciudad que ofrece una visión completa de los lugares que aparecen en la conocidísima saga de Stieg Larsson.
En cuanto a ciudades estadounidenses, desde un tiempo a esta parte Portland se ha convertido en el centro cultural del país americano. Destaca por sus cafés de estilo europeo, su inmensa oferta artística (sobre todo en lo que se refiere a lo “underground”, a lo alternativo y a lo moderno) y sus librerías, entre las que reina con indiscutible corona Powell’s City of Books, una gigantesca manzana completa de libros apilados sobre libros, sean nuevos o de segunda mano, con más de un millón de ejemplares en sus estanterías. Pero la competencia es abrumadora en Washington D.C., que ofrece un tono más clásico con su tremenda Biblioteca del Congreso, la más grande del mundo. También es el hogar de la Poetry Foundation, que organiza visitas relacionadas con poetas como Walt Whitman.