El tiempo del que disponemos al día para leer es limitado, el trabajo, los desplazamientos, las comidas, la compra, los quehaceres domésticos… al final nos queda una cantidad tan exigua para dedicarle a la lectura que son muchos los que aprovechan… sus momentos más íntimos, a puerta cerrada y sin nadie que moleste, sentados en el cuarto de baño con un buen libro en las manos.
Nadie debería verse sorprendido si afirmo que la lectura en el cuarto de baño es una de las costumbres más arraigadas entre los lectores, tanto de España como del mundo entero, acercándose a casi un 75% de la población. Lo que desconocía es que, al parecer, muchos médicos del aparato digestivo desaconsejaban esta práctica; algo que un grupo de doctores, encabezados por Y. Shaham decidieron investigar para ver qué aspectos médicos podían derivarse de leer un par de Mortadelos -o el Ulises, como hacía Henry Miller- en cada visita al baño.
Pues bien, tras echarle un vistazo al Abstract del artículo, disponible aquí, lo que queda claro es que aquellos que leen pasan más tiempo en el baño -obvio- y que no se aprecian desviaciones estadísticas notables entre los sujetos del estudio que leían y los que no lo hacían. Es más, se comenta la posibilidad de que la lectura favorezca una mayor relajación en esos momentos, con lo cual incluso sería beneficiosa para el cuerpo, además de para el alma.
Yo reconozco que leo en el cuarto de baño y que conozco gente que incluso se ha instalado una cómoda estantería al alcance de la mano con clásicos universales y un buen montón de tebeos. Siempre se ha afirmado que en España la revista más leída en el baño era El Jueves, la publicación satírica por excelencia. ¿Y vosotros? ¿Tenéis algún autor favorito para esos momentos o preferís el ascetismo de la mirada al techo?