Lo de adaptarse o morir, no por ser una frase manida y usada hasta el hartazgo deja de ser cierta, aunque algunas editoriales sigan sin darse cuenta de que, si no se ponen pronto a ello, a la necesaria adaptación, correrán un serio peligro al no poder competir en un futuro cercano con las empresas que sí están moviendo ficha ahora mismo. Hablamos, por supuesto, del libro electrónico, uno de los temas favoritos en Lecturalia.
Tal vez deberían tener presente, como recordatorio de que todo lo que sube, baja, a veces con estrépito, lo que ha pasado en los últimos quince años con la prensa escrita, tanto los periódicos de información general como las revistas especializadas. Todos los periódicos conceden hoy día una importancia capital a sus ediciones electrónicas. Y, aunque las ventas han bajado y algunos diarios no han podido sobrevivir, el grueso, mal que bien, lo ha conseguido, aunque sea a base de disminuir sus plantillas o recurrir cada vez menos a redactores propios y más a las agencias.
Las que no han llevado tan bien estos últimos tres lustros son las revistas. Las revistas españolas vivieron un boom sin precedentes tras la muerte de Franco y la posterior transición democrática, multiplicándose las cabeceras como setas. No todas resistieron a los primeros años 80, pero las que lo hicieron llegaron con buena salud a los 90. Imposible no mencionar a una de las más señeras, Interviú, que tras su nacimiento en 1976 y su unión de portadas subidas de tono y artículos de corte político y de investigación se ha convertido en una publicación sin la que no concebimos un quiosco cualquiera. Interviú se ha adaptado a los nuevos tiempos de forma excelente: el boom de las televisiones privadas de mediados de los 90, que hizo bajar las ventas de revistas debido a la saturación de “información” gratuita no sólo no le afectó, sino que le benefició, al darle un campo más en el que inmiscuirse (a nivel de investigación) y ofrecerle docenas de nuevas portadas gracias a la gran cantidad de nuevas estrellas por un día que aparecían en los reality-show. Con la llegada de Internet, Interviú, pese a los titubeos iniciales (y una de las páginas web peor diseñadas que recuerdo), ha podido mantener el impulso. Otras no pueden decir lo mismo.
Dos de las revistas más importantes de los quioscos españoles han desaparecido en un margen muy corto de tiempo. Para muchos incluso sorprendió que aguantaran tanto. Estoy hablando de la revista de información musical Super Pop y la de información futbolística Don Balón. La primera de ellas, que de hablar de música acabó derivando en una revista para adolescentes, no ha cerrado en el estricto sentido de la palabra, ya que sigue viva a través de Internet. Ésta es una forma de adaptación, después de todo: conscientes de que la edición en papel, que existía desde 1977, era un lastre. Algo parecido intentó años antes la revista Ragazza, aunque en poco tiempo reculó y volvió al papel. Al respecto, Eva Moreno, la directora de Super Pop, comentó, cuando se anunció el fin de la edición en papel, que “nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos. Nuestro ´target´ es actualmente más internauta que lector. Llevamos tiempo observando esta tendencia”.
Don Balón era aún más antigua, ya que su primer número es anterior incluso a la muerte de Franco al ver la luz en octubre de 1975. Su muerte estaba anunciada desde hace tiempo: de ser un referente en los años 80 y 90 pasó a una presencia anecdótica en los últimos diez años (además de una mala página web, parca en contenidos), no pudiendo competir con los suplementos que regularmente ofrecen los cuatro principales diarios deportivos españoles. El semanario, que acaba de poner punto y final a una nada despreciable vida de casi 36 años, ha sido salpicado recientemente por los problemas con la Justicia de su editor, lo que ha supuesto el golpe de gracia para una publicación que siempre quedará en la memoria de los aficionados al fútbol de nuestro país.