Existen tal cantidad de teorías conspirativas que avivan la imaginación de toda clase de personas, especialmente las más crédulas, que enumerarlas todas es casi imposible. Por eso nos hemos centrado en las que tienen una base literaria, por llamarlo de algún modo. Hoy hablaremos de dos más de ellas.
–La gran impostura, de Thierry Meyssan, publicado en 2002, es uno de los libros que hablan sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 que más controversia a nivel mundial ha generado. No es, desde luego, el único que intenta revelar los entresijos del ataque terrorista más famoso de la historia de la humanidad, así como tampoco el único en afirmar que dicho ataque múltiple no fue obra de la red internacional terrorista de carácter fundamentalista islámico Al-Qaeda, sino del propio gobierno de los Estados Unidos. La gran impostura formula una teoría muy difundida esta última década acerca de los atentados, según la cual estos fueron organizados por el gobierno del presidente George W. Bush para modificar de forma brutal la opinión pública estadounidense, reacia hasta ese momento al intervencionismo militar de Estados Unidos en Oriente Medio que, para el presidente y su gabinete, era de vital importancia. Las implicaciones de esta teoría son enormes: en primer lugar, supedita los intereses del gobierno estadounidense (y también del británico) a los de varias industrias estratégicas (la armamentística, la petrolera y, en menor medida, la farmacéutica). Por un lado, la industria armamentística reclamaba disponer de un nuevo teatro de operaciones para probar in situ las nuevas armas desarrolladas y, sobre todo, ansiaba un aumento del gasto militar que les beneficiaba directamente. Las petroleras estaban especialmente interesadas en Iraq, al tiempo que para las farmacéuticas Afganistán era un apetitoso caramelo. Pero, aparte de estos intereses económicos, también es importante destacar el hecho, según Meyssan, de que la supresión de ciertas libertades civiles con la excusa de la lucha contra el terrorismo internacional era algo más que deseable por el gobierno republicano, por lo que pueden ser un nuevo factor que propiciara los ataques. La teoría va más allá: Al-Qaeda, y en especial su cabeza visible, Osama Bin Laden, no eran más que títeres de la CIA, al igual que grupos homólogos al suyo lo habían sido durante la ocupación soviética.
–History: Fiction or Science? es una obra del matemático ruso Anatoly Fomenko que se puede complementar con lo expuesto en otro de sus libros sobre historia, Empirico-statistical Analysis of Narrative Material and Its Applications. En ellos Fomenko advierte de que la cronología histórica que habitualmente tomamos como correcta no es demostrable empíricamente, y crea una nueva cronología que acorta la historia de la humanidad a poco más de un milenio. Para él, muchos de los acontecimientos que habitualmente se relacionan con el antiguo Egipto, con Grecia o con Roma, por ejemplo, no son más que los reflejos de hechos históricos ocurridos en la Edad Media. Así, la Guerra de Troya no es más que una deformación de lo ocurrido durante Las Cruzadas. Fomenko, reputado matemático e historiador pésimo, llega al culmen de lo absurdo cuando afirma que la figura histórica de Jesucristo corresponde a la del emperador bizantino Andrónico I Comneno, un tirano cuya muerte ocurrió de manera trágica, siendo humillado y torturado hasta la muerte en medio del jolgorio popular, tal y como ocurrió con muchos monarcas durante el Medievo. Fomenko también afirma que la historia antigua de civilizaciones no mediterráneas como la china o la india no son más que invenciones de los jesuitas que fueron a aquellas tierras a propagar el cristianismo.
Thierry Meyssan
La gran impostura